En la conversación telefónica de los presidentes de EE.UU. y Filipinas del pasado 29 de abril filtrada a los medios del primer país, Donald Trump elogió a Rodrigo Duterte por sus esfuerzos en la lucha contra las drogas en su país.
"Quería felicitarle porque he oído del increíble trabajo que hace para solucionar el problema de las drogas", comenzó la llamada el líder estadounidense, según la transcripción completa de la grabación. Trump admitió que, al igual que "muchos países", EE.UU. tiene este problema, pero reiteró "el gran trabajo" que lleva a cabo su homólogo.
Por su parte, Duterte tachó el narcotráfico de "azote" de su país y subrayó que tiene que "hacer algo para preservar a la nación filipina". El presidente estadounidense compartió que comprende "perfectamente" lo que ocurre y expresó que su predecesor Barack Obama "no lo entendía".
La conversación de los dos líderes se centró en la amenaza de Corea del Norte y el papel de China el descenso de la tensión en la península coreana.
Licencia para matar
Actualmente Filipinas es testigo de una batalla contra el narcotráfico como nunca antes. Desde que el actual presidente Rodrigo Duterte asumiera el cargo a finales de julio del año pasado, su "guerra contra las drogas" ha dejado, según los datos proporcionados por Amnesty International, más de 7.000 muertos.
El mandatario admitió que la Policía cuenta con "licencia para matar", lo que ha desatado fuertes protestas internacionales de los defensores de los derechos humanos. En concreto, los métodos del presidente filipino han sido criticados por Naciones Unidas y EE.UU., que acusan a Manila de violar los derechos humanos. Estos han amenazado con sancionar al país asiático e, incluso, con expulsarlo de la ONU.
El pasado mes de marzo en el Congreso de Filipinas un legislador de la oposición llamado Gary Alejano presentó una propuesta de 'impeachment' contra Duterte. Pidió su inmediata destitución por lo que él considera delitos graves, tales como traición a la confianza pública y abuso de poder.
Alejano acusó a Duterte de respaldar asesinatos extrajudiciales relacionados con drogas, así como de la puesta en marcha de un supuesto "escuadrón de la muerte" cuando era alcalde de la ciudad de Davao.