El ministro de Exteriores del Reino Unido, Boris Johnson, ha comparado el hecho de que el Mundial 2018 tendrá lugar en Rusia con la celebración de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 en la Alemania de Adolf Hitler durante el periodo del Tercer Reich.
"Creo que la comparación con 1936 es definitivamente correcta. Es una perspectiva vomitiva pensar en la glorificación de Putin en este evento deportivo", ha declarado.
En un discurso ante el Comité de Asuntos Exteriores, Johnson ha afirmado que el ataque contra Serguéi Skripal es un mensaje para los desertores rusos. "Nadie puede escapar de las largas manos de la venganza rusa", ha dicho el ministro británico.
Asimismo, el jefe de la diplomacia británica ha afirmado: "El momento [del ataque en Salisbury] está probablemente estrechamente relacionado con las recientes elecciones en Rusia".
"Como hacen muchas figuras no democráticas al enfrentarse a una elección o a un momento político crucial, es a menudo atractivo evocar en la imaginación pública la noción de un enemigo", ha expresado el ministro.
Johnson ha vuelto a afirmar que en el ataque se utilizó "un agente nervioso desarrollado en la Unión Soviética, en Rusia". Mientras tanto, Moscú ha destacado que es posible producir el gas Novichok, supuestamente utilizado contra Skripal, utilizando la fórmula publicada en un libro hace una década, de modo que el propio Reino Unido podría contar con dicha sustancia tóxica.
Hace menos de una semana, Johnson hizo otra acusación infundada al afirmar que era "muy probable" que detrás del ataque contra el ex doble agente ruso Serguéi Skripal estuviera una decisión de Vladímir Putin. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, tachó de "escandalosos e imperdonables" esos comentarios.
No es la primera que Rusia se convierte en objetivo de acusaciones gratuitas por parte del Reino Unido sin que en ningún momento se hayan presentado hechos concretos que lo demuestren. A finales de 2017, Johnson señaló a Rusia por supuestamente intentar interferir en los asuntos de su país —en particular, en las elecciones y el Brexit—, pero no presentó pruebas al respecto.
Esta vez, la crisis diplomática se desencadenó después de que la primera ministra británica, Theresa May, afirmara de manera infundada que era "muy probable que Rusia fuera responsable" del envenenamiento. Al mismo tiempo, Londres se negó a proporcionarle a Moscú acceso a los materiales de la investigación sin explicar claramente los motivos.
El caso Skripal ha desatado una crisis diplomática entre ambas naciones, con la expulsión de 23 diplomáticos rusos de Reino Unido y la pronta adopción de posibles medidas análogas por parte de Rusia, que ha ofrecido su cooperación en la investigación a pesar de la negativa de la parte británica.