La evaluación del plan migratorio implementado por México para contener el flujo migratorio desde Centroamérica, a cambio de que EE.UU. no imponga un arancel del 5 % a los productos mexicanos, fue "positiva" y ha "dado resultados importantes", indicó el canciller del país latinoamericano, Marcelo Ebrard.
"En síntesis, lo que ha hecho México ha dado resultados. La tendencia (de la reducción de los flujos migratorios) es irreversible, es decir, va a seguir bajando, pensamos que es algo que va a ser permanente", destacó el canciller en una conferencia de prensa esta tarde.
Por ello, el Gobierno de México indicó que continuará con el plan migratorio que ha desplegado desde junio pasado. "Vamos a seguir adelante con la política que se ha implementado, vamos a seguir en esa dirección", explicó Ebrard.
Amenazas fuera de vista
El canciller mexicano enfatizó este martes que la delegación estadounidense no habló sobre la amenaza de imponer mayores impuestos a los productos mexicanos. "El tema arancelario sabemos que depende de la voluntad del Ejecutivo, ahora no fue motivo de conversación en la reunión".
Ebrard minimizó la posibilidad de que haya un choque con la Administración Trump y recalcó la legalidad de la estrategia migratoria de México. "No hemos hecho nada de lo que debamos avergonzarnos y si algo les puedo decir es que el riesgo de una confrontación con EE.UU. está cada vez más lejos", sostuvo.
Sin flujo de armas
Más allá del tema migratorio, Ebrard destacó que la delegación mexicana planteó la posibilidad de congelar el flujo de armas ilegales que ingresan desde Estados Unidos al país latinoamericano, una cuestión a la que dará seguimiento la embajada mexicana en Washington.
El canciller adelantó que México presentará un reporte mensual a EE.UU. sobre cuántas armas se detectan que ingresan ilegalmente desde territorio estadounidense.
El funcionario también detalló que había saludado al presidente Donald Trump. "Lo vi como 10 minutos, me pidió que le explicara por qué es importante lo de las armas para nosotros, fue amable y agradecido con México. Fue un gesto de decir 'vemos con buenos ojos lo que están haciendo y vamos a poner atención en lo que a ustedes les preocupa, que es lo de las armas'", narró.
Tercer país seguro
El encargado de la política exterior de México reiteró que México no se convertirá en un tercer país seguro, luego de los dichos este lunes del Comisionado interino de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de EE.UU., Mark Morgan, respecto a que su país devolvió durante este año a más de 42.000 solicitantes de asilo de terceros países a territorio mexicano.
"La reunión transcurrió en términos amistosos y de respeto, nada que ver con lo que vimos ayer de la CBP, que se dio en términos inaceptables", expresó el canciller que, ante la insistencia de la prensa, repitió al menos tres veces que México no aceptará convertirse en tercer país seguro.
Despliegue de la Guardia Nacional
Asimismo, el canciller se manifestó en torno a las críticas por la presencia de la Guardia Nacional en labores de contención de personas migrantes, recientemente cuestionada por organizaciones de defensa de derechos humanos: "no está diseñada en contra de nadie, ni de migrantes", respondió a la prensa.
Subrayó que el despliegue de dicho cuerpo de seguridad es permanente en todo México y no se trata de un operativo temporal. "Es para seguridad interna y de protección para los ciudadanos", enfatizó.
México "cumplió"
Javier Buenrostro, historiador y politólogo, dijo en entrevista a RT que México "cumplió con lo pactado y un poco más" al reducir el flujo migratorio por su territorio, aunque destacó que esa merma, más que a la creación de fuentes de trabajo –como ha destacado el Gobierno de López Obrador- se debe a una "política de policía migratoria de la Guardia Nacional".
El analista también considera que el Gobierno de México deberá ser más contundente para hacer frente a las futuras presiones de su vecino del norte. "Estados Unidos no necesita que le abran la puerta: se pelea con China, le puede imponer aranceles a Alemania o Francia; que México le abra o no la puerta (para presionarlo) le es irrelevante, ellos decidirán cuándo quieren presionar y el Gobierno de México tendrá que actuar, tal vez, con mayor firmeza", sostuvo.
Sobre la solicitud de México a que el Gobierno estadounidense inhiba el ingreso de arsenal ilegal a su territorio, el politólogo explicó que a Estados Unidos no le conviene cumplir con esa petición "porque, finalmente, otro de los grandes medios de riqueza de EE.UU. es la venta de armas a cualquier escala".
Balance "positivo"
En un tuit previo a la conferencia de prensa, el jefe de la diplomacia mexicana detalló que la reunión había terminado con una evaluación "positiva y amistosa".
"Concluyó reunión con el Vicepresidente Pence, los secretarios Pompeo y McAleenan, el consejero legal y asesor del Presidente Trump, Pat Cipollone y Jared Kushner. Tuve la oportunidad de saludar al Presidente Trump. Mi evaluación es que fue positiva y amistosa", escribió en su cuenta de Twitter.
Previo a su ingreso a la reunión, Ebrard publicó en su cuenta de Twitter que el tema para EE.UU era migración, mientras que para México era detener el tráfico ilícito de armas.
El 8 de junio pasado, los Gobiernos de México y EE.UU. acordaron que el Ejecutivo de López Obrador implementaría un plan para contener el flujo migratorio desde Centroamérica.
El plazo ofrecido por los estadounidenses para valorar el acuerdo, que evitaba la imposición de aranceles a los productos mexicanos, se cumple este 10 de septiembre, cuando ambas administraciones han valorado los resultados.
El acuerdo migratorio
El trato alcanzado entre los gobiernos llegaba después de que el mandatario estadounidense amenazase con imponer tarifas del 5 % en represalia a la política migratoria de libre tránsito que impulsó el Ejecutivo mexicano durante los primeros meses de su gestión.
Una situación que, de acuerdo con funcionarios mexicanos, hubiera sumido al país latinoamericano en una recesión económica con una caída de 1,12 % del Producto Interno Bruto (PIB).
A partir del acuerdo alcanzado, México desplegó a 6.000 efectivos de la Guardia Nacional en su frontera sur, para detener a los migrantes provenientes de Honduras, Guatemala y El Salvador que aspiraban a llegar a EE.UU.
Reducción del 56 %
Desde junio a agosto, el Gobierno de México informó que había reducido en un 56 % el tránsito de migrantes centroamericanos. La cifra fue confirmada también por el Gobierno estadounidense.
La cancillería mexicana calificó como "exitosa" la estrategia implementada, pero previo a la reunión, el comisionado Mike Morgan, encargado interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU., dijo que los países latinoamericanos debían tomar más medidas para contener la migración.
En respuesta, Ebrard señaló que México no aceptaría ser tercer país seguro, un estatus que implicaría que los migrantes centroamericanos fueran deportados a este Estado mientras esperan que se resuelva su solicitud de asilo a EE.UU.