La peor crisis en la historia de Sri Lanka, marcada por escasez de comida y violentas protestas: ¿cómo se generó y qué pasa ahora?
Sri Lanka sufre actualmente la peor crisis económica de su historia. Un escenario marcado por la falta de petróleo, la escasez de alimentos y medicamentos básicos, además de protestas multitudinarias y violentas, y las masivas renuncias de las autoridades ante una situación ingobernable.
¿Qué causó esta situación y cómo se desarrolló?
¿Cómo se generó?
La economía de Sri Lanka se debilitó después de que el flujo de turistas —la principal fuente de ingresos— cayera tras una serie de ataques terroristas en 2019, señala AP.
La pandemia del covid-19 se convirtió en un nuevo golpe para el país. La propagación del coronavirus en el mundo paralizó el sector turístico, que de 4,4 millones de dólares de ingresos durante su primer auge en 2018 saltó el 2021 a 200 millones de dólares para luego caer drásticamente. Ante estas condiciones, se generó una crisis de divisas extranjeras.
La política económica del país llevó a acumular grandes deudas externas y eso empeoró la situación, según los expertos. Debido a un pequeño nivel de exportaciones y un alto nivel de importaciones, así como la disminución del flujo turístico, en el país empezó a observarse el agotamiento de las divisas extranjeras. Las autoridades trataron de detenerlo con varias medidas, entre ellas la prohibición de importar fertilizantes químicos. Alentaron a sus granjeros que usaran fertilizantes locales, lo que provocó una mala cosecha y generó la necesidad de comprar alimentos en el extranjero. Esta situación agravó la escasez de las monedas extranjeras, señala la BBC.
La falta de divisas finalmente dejó al país sin dinero para pagar las importaciones de productos básicos, y a sus ciudadanos sin artículos de primera necesidad, como alimentos, medicinas, combustible e incluso papel higiénico y cerillas.
Mientras tanto, tras el inicio del operativo militar de Rusia en Ucrania, crecieron los precios de la alimentación y el petróleo, lo que también contribuyó a empeorar la crisis.
El aumento de la deuda externa de la nación obligó al Gobierno de Sri Lanka a declarar en abril un 'default'. La nación isleña debía pagar este año 7.000 millones de dólares de su deuda externa, de los casi 25.000 millones que debe pagar hasta 2026. Su deuda externa total asciende a 51.000 millones de dólares.
Aumento de la inflación
La escasez de divisas extranjeras dificultó las importaciones de las materias primas para la fabricación nacional.
La inflación creció y los precios se dispararon. Según datos oficiales, detallados por AP, la inflación de los alimentos llegó al 57%.
La crisis afectó numerosas esferas de la vida. En el ámbito de salud, los especialistas advirtieron que la escasez de herramientas médicas importadas y medicamentos vitales podría causar un mayor número de víctimas mortales que las registradas durante la pandemia de covid-19 en el país. En el ámbito de la educación, la escasez de papel provocó la cancelación de los exámenes para millones de escolares del país.
La falta de dólares estadounidenses en las reservas de Sri Lanka provocó el cierre de tres representaciones diplomáticas en el extranjero: las embajadas del país en Bagdad, la capital de Irak; y en Oslo, Noruega; así como el Consulado General en la ciudad australiana de Sídney.
Ante los temores de una posible escasez de alimentos, las autoridades del país decidieron conceder un día libre adicional a la semana a los trabajadores del sector público para alentarlos a realizar actividades agrícolas en sus jardines u otros lugares.
Falta de petróleo
La crisis provocó una grave escasez de petróleo en el país.
En junio, el nuevo primer ministro de Sri Lanka, Ranil Wickremesinghe, se mostró dispuesto a importar más petróleo desde Rusia. Sin embargo, la semana pasada afirmó que la economía de su país "ha colapsado por completo" después de meses de escasez, agregando que ni siquiera puede comprar petróleo.
Wickremesinghe, que también es ministro de Finanzas, informó que actualmente la compañía de petróleo y gas de la isla, Ceylon Petroleum Corporation (CPC), "tiene una deuda de 700 millones de dólares". "Ningún país u organización en el mundo está dispuesto a proporcionarnos combustible. Incluso son reacios a proporcionar combustible a cambio de dinero en efectivo", manifestó.
"Hemos pasado por tiempos difíciles. […] Pero no así. No había visto […] a la gente sin combustible, sin comida", confesó el primer ministro.
El pasado sábado, el ministro de Energía y Economía del país, Kanchana Wijesekera, reveló que los suministros de petróleo, diésel y crudo, previstos para esta y la siguiente semana, no pueden ser entregados por los proveedores "debido a razones bancarias y logísticas". El alto cargo del Gobierno reconoció que, de momento, la empresa nacional de petróleo y gas no puede confirmar las fechas de las nuevas entregas.
Ante las noticias, CPC y Lanka IOC, subsidiaria de la refinería india Indian Oil Corporation, volvieron a subir los precios del combustible el pasado domingo.
La escasez de combustible y la subida de los precios provocó largas filas en gasolineras, que se extendieron por kilómetros. Los esrilanqueses, que durante varios meses tenían que hacer largas colas para comprar la gasolina, el gas de cocina, así como alimentos y medicamentos, se vieron obligados a esperar días para llenar sus depósitos. Gran parte de la población optó por vivir en sus coches ante los temores de que alguien pueda dañar sus vehículos.
La situación provocó incluso víctimas mortales, ya que al menos 12 personas fallecieron en Sri Lanka mientras esperaban en las colas de las gasolineras.
La escasez llegó a un punto en el que las autoridades anunciaron este lunes la suspensión de todas las ventas de combustible en el país hasta el 10 de julio. De esta manera quieren prolongar un poco más las reservas de combustible del país, que están a punto de agotarse.
En medio de la grave escasez de petróleo, se cerraron escuelas y se pidió a organizar el trabajo de los ciudadanos desde casa.
Protestas masivas
Debido a la grave crisis económica, los ciudadanos organizan desde hace meses protestas multitudinarias en contra del Gobierno.
Para frenarlas, las autoridades locales decretaron un toque de queda y el estado de emergencia en la nación insular. Además, en un intento de impedir que la gente se movilice y detener la propagación de "desinformación", el Gobierno de Sri Lanka bloqueó el acceso a las de redes sociales, incluidos Twitter, WhatsApp y YouTube, entre otros.
Los manifestantes exigieron no solo encontrar una salida a la crisis económica, sino el fin del mandato del actual presidente del país, Gotabaya Rajapaksa, por su manejo de la situación.
Con el tiempo, las protestas se hicieron violentas y la Policía tuvo que usar cañones de agua y gas lacrimógeno en la ciudad más grande del país, Colombo, mientras las autoridades recurrieron al despliegue de tropas. En mayo, la Policía de Sri Lanka recibió órdenes para disparar sin aviso previo contra los manifestantes a fin de mantener el orden y evitar saqueos en el país. En uno de los enfrentamientos, al menos 9 personas, incluyendo dos policías, murieron, mientras que otras 200 resultaron heridas. Además, cientos de individuos fueron arrestados.
En medio del descontento social, todos los 26 ministros del Gobierno presentaron su renuncia. Esto no detuvo las manifestaciones y posteriormente, en mayo, el primer ministro, Mahinda Rajapaksa, también dejó su cargo.
La "peor crisis" financiera para Sri Lanka
La ONU calificó la situación como la "peor crisis" financiera para la nación insular desde su independencia en 1948.
Frente a esta situación grave, el país solicitó un rescate del Fondo Monetario Internacional para resolver su creciente crisis de deuda externa y reforzar sus reservas exteriores.
En mayo, el nuevo primer ministro, Ranil Wickramasinghe, señaló que la nación insular recibió 160 millones de dólares del Banco Mundial y estaba estudiando la posibilidad de utilizar una parte de ese dinero para la compra de carburantes.
Además, China y la India proporcionaron ayuda humanitaria a Sri Lanka. La asistencia de Pekín es por valor de, aproximadamente, 75 millones de dólares, anunció el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Zhao Lijan. A su vez, la ayuda de Nueva Delhi incluyó la entrega de arroz, medicamentos, así como diésel y gasolina, por millones de dólares.
EE.UU. también anunció la asistencia en forma de financiación millonaria en negocios de Sri Lanka, concretamente en su industria láctea, así como ayuda humanitaria.