¿Cuáles son las alternativas a la energía rusa para Europa?
El año 2022 estuvo marcado por los intentos de Occidente de renunciar a la energía rusa tras el inicio de la operación especial militar de Moscú en Ucrania. Las restricciones a los suministros rusos por parte de la Unión Europea, las explosiones en los gasoductos Nord Stream, la decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo Plus (OPEP+) de recortar la producción de crudo y la inestabilidad geopolítica general provocaron una crisis energética que afecta de lleno a la región.
Por su parte, desde Rusia declararon que no suministrarán petróleo y productos derivados a los países que exijan en los contratos el cumplimiento del tope de precios acordado a principios del pasado diciembre. Así, el 27 de diciembre, el presidente Vladímir Putin firmó un decreto que prohíbe vender crudo a las naciones que se han sumado a la medida. El documento entrará en vigor el 1 de febrero.
Este jueves, el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, afirmó que si bien antes del inicio de la operación especial militar rusa el 40 % de los envíos de gas a Europa procedía de Rusia, para finales del año 2023 todos los países de la UE, con la posible excepción de Hungría, se desharán de los recursos energéticos procedentes del país euroasiático.
En este contexto, Europa tiene que encontrar otras opciones para llenar sus depósitos. ¿Cuáles son esas alternativas?
Empresas estadounidenses
La expulsión de Rusia del mercado europeo ayudó a las empresas energéticas estadounidenses a disparar sus beneficios, según datos de Macrotrends. En concreto, el medio detalla que la capitalización de ExxonMobil aumentó de unos 270.000 millones de dólares a más de 465.000 millones entre febrero de 2022 y enero de 2023, mientras que la de Shell creció de unos 204.000 millones de dólares a 215.000 millones en el mismo periodo. Al mismo tiempo, la capitalización de Chevron creció de 235.000 millones a 343.000 millones, y la de Occidental Petroleum, de 29.000 a 59.000 millones de dólares.
Como muestra de ello, en los cuatro primeros meses de 2022 EE.UU. suministró casi tres cuartas partes de su gas natural licuado a Europa, mientras que en 2021 la región solo constituía un tercio de su mercado y el grueso de sus entregas se dirigía entonces a Asia, recoge Bloomberg.
Sin embargo, en medio de la fuerte demanda de gas nacional e internacional, EE.UU. enfrentó el pasado septiembre a la escasez de este hidrocarburo. Reuters reporta que el 9 de septiembre las existencias de explotación en almacenamientos subterráneos se situaban cerca de los 78 millones de metros cúbicos, lo que supone el segundo nivel más bajo para esa época del año desde 2010, según datos de la Administración de Información Energética del país norteamericano.
Energías renovables
Las fuentes de energía renovable son otra de las alternativas que maneja Europa. Francesco La Camera, director general de la Agencia Internacional de Energías Renovables, señaló a Reuters que el conflicto en Ucrania acelerará la transición al uso de energías verdes. Según este, a corto plazo, el uso de combustibles fósiles puede aumentar para estabilizar la situación, pero la comprensión de la falta de fiabilidad de su suministro estimula el deseo de reducir la dependencia de este tipo de fuentes.
Asimismo, un reciente estudio del centro analítico Rystad Energy, con sede en Noruega, prevé que, a largo plazo, el precio de la energía solar será 10 veces menor al de la generada por gas. Los autores de la investigación estiman que en 2023 el consumo de gas se reducirá por el creciente uso de fuentes de energía renovables, así como de la energía hidroeléctrica y atómica. Además, pronostican que para el 2044 el porcentaje de generación de la energía solar en la Unión Europea crecerá desde el 6 % actual hasta un 26 % y el de la energía eólica, de un 16 % al 51 %.
Carbón
A pesar del plan de la Comisión Europea aprobado en mayo de 2021 para reducir los niveles de contaminación y alcanzar la neutralidad climática para el año 2050 apostando cada vez más por las energías renovables y menos por los combustibles fósiles, naciones como Alemania o Países Bajos dieron luz verde para el reinicio de operaciones en termoeléctricas alimentadas por carbón que estaban en desuso o debían cerrarse. Estas medidas permitirán quemar 13 millones de toneladas de carbón por un valor de 4.500 millones de euros, evalúan desde el centro Ember Climate.
Según datos de Bloomberg, Alemania está quemando carbón para producir electricidad al ritmo más rápido de los últimos seis años, a pesar de que en noviembre la ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, abogó por acelerar el abandono de las fuentes fósiles de energía como el carbón, el gas natural y el petróleo para limitar el calentamiento global.
Mientras, la Oficina Federal de Estadística alemana (Destatis) comunicó que el país germano genera más de un tercio de su energía en centrales de carbón y que en el tercer trimestre del año pasado, la electricidad generada por este medio fue un 13,3 % superior a la del mismo periodo del año anterior.
En este contexto, Guillaume Perret, director de la consultora energética Perret Associates, explicó que el uso de carbón es más rentable que el uso del gas. "Creemos que será menos estacional de lo que ha sido hasta ahora, con más quema de carbón en verano, primavera y otoño", agregó.
De hecho, un informe de la Agencia Internacional de Energía señala que el consumo global de carbón en 2022 creció el 1,2 % en comparación con el año pasado y superará las 8.000 millones de toneladas, alcanzando un récord histórico
¿No hay alternativas?
No obstante, varios expertos y políticos han expresado que actualmente no existen alternativas fiables que puedan reemplazar completamente a la energía rusa. El ministro de Energía de Catar, Saad Sherida al Kaabi, declaró recientemente que el rechazo de la Unión Europea a las materias primas energéticas rusas no durará siempre. "El gas ruso va a volver, en mi opinión, a Europa", aseveró, agregando que eso sucederá "una vez resuelta la situación".
En noviembre, el jefe del Comité del Bundestag sobre Energía y Protección del Clima, Klaus Ernst, resaltó que "todavía no hay alternativas reales al gas ruso". Sus declaraciones se produjeron en medio del cierre de un acuerdo a largo plazo de suministros del gas entre Berlín y el gigante energético Qatar Energy, pero Ernst lamentó que los volúmenes que serán suministrados por Catar solo "equivalen al 3 % del consumo de gas en Alemania".
Asimismo, un informe del Banco de Pagos Internacionales también concluyó que la energía rusa será difícil de sustituir. Según el documento, el retiro de las exportaciones rusas del mercado supondría un "importante choque negativo para la economía mundial".