EE. UU. utiliza 'excusas para apoderarse de los recursos de otros países'
Una expresión que se ha convertido en herramienta de la política exterior, el concepto de 'Eje del mal', empleado por George W. Bush después de los atentados del 11 de septiembre, ahora sirve de cortina para las campañas que lleva el país norteamericano contra sus denominados 'enemigos'.
Casi una década después de los atentados del 11 septiembre, el emblemático 'Eje del mal' persiste como la definición de la Casa Blanca para identificar a los enemigos de Estados Unidos.
El régimen iraquí ha conspirado más de una década para producir ántrax, gas nervioso y crear armas nucleares. Este régimen tiene algo que ocultar ante el mundo civilizado. "Estados como este y sus aliados terroristas forman un 'eje del mal' que amenaza la paz a nivel mundial", dijo Bush en enero de 2002.
Ese año, bajo la presidencia de George W. Bush, el término 'Eje del mal' comenzó a emplearse en la política exterior del país. En aquel entonces, Washington asignó las siguientes características comunes a Irak, Irán y Corea del Norte: poseen armas de destrucción masiva, fomentan el terrorismo y demuestran nostilidad hacia Estados Unidos.
Con el paso del tiempo, Cuba pasó a formar parte de este bloque y ahora potencialmente Libia y Siria podrían ser incluidas, pareciera que EE. UU. recurre a esta táctica cuando hace falta ubicar a algún país en su peculiar lista negra y crear un ambiente de histeria.
"Va a ser interesante ver a Libia en el 'Eje del mal'. Hay que recordar que recientemente Muammar Gaddafi fue un gran amigo de Occidente y ahora de repente ya no lo es. Y es que todo lo que se emprende políticamente tiene un doble sentido y en este caso, creo que el 'Eje del mal' es la excusa para apoderarse de los recursos naturales de los países en cuestión", opina Russ Baker, editor jefe del 'Now-What-Why' de Nueva York.
Hoy, bajo el Gobierno de Barack Obama, este término no ha perdido su fin propagandístico y vuelve a aparecer en discursos y debates a nivel internacional, unas veces en serio, otras con ironía.
Y aunque la meta principal tal vez fue estigmatizar a países o definir a sus enemigos y lograr su exclusión de la comunidad internacional, en realidad se ha convertido en una política que siembra odio y eleva el nivel de descontento hacia el propio Washington.
"Para mí, el concepto de 'Eje del mal' genera violencia. Es una cuestión de política exterior y no tiene un contexto apropiado, ni en el islam, ni en el mundo actual en el que vivimos. Es una herramienta para ejercer la política exterior a través de la violencia y la intolerancia. Yo creo que se trata de cómo se ven las cosas, se trata de una distorsión de las palabras", comenta por su parte Menhad Han, analista político del Centro Islámico de Nueva Jersey.
Para Mohammed Al-Hayek, un experto en religión y sociopolítica, la inclusión de una u otra nación en el 'Eje del mal' no tiene nada que ver con las amenazas reales del terrorismo y la posibilidad de que una nación pueda fabricar armas de destrucción masiva.
"Los políticos tienen una agenda distinta. Sus intereses no necesariamente coinciden con los intereses de la Nación Americana. Esto del 'Eje del mal' es como decir: esta o aquella nación no comulga con nuestra forma de ver las cosas. En estos momentos, por causa de estas agendas ocultas y las políticas de este tipo, muchas personas están sufriendo injusticias. Al final, ¿quién es parte del 'Eje del mal'? ¿Aquel que es distinto por un motivo u otro? ¿Aquel que no está de acuerdo conmigo? Esto es injusto", se lamenta Mohammed, analista y director del programa de educación de North Hudson, Nueva Jersey.
Y con su lista de países 'hostiles' Estados Unidos, al principio, pudo ganar el apoyo de la opinión pública para empezar guerras y ampliar la esfera de su influencia en regiones como Oriente Próximo, a través de la invasión a Afganistán e Irak. Además consiguió el visto bueno para las incursiones de sus aviones no tripulados en Pakistán, y en fecha más reciente, para sus acciones de apoyo estratégico a la OTAN en Libia y operaciones clandestinas para incitar las revoluciones en esta zona.
Además, la lucha contra el 'Eje del mal' ha dado lugar a una sustancial ampliación de las plantillas de las agencias de seguridad interna de EE. UU. Hoy en día, en medio de una devastadora crisis financiera, algunos legisladores critican las cuantiosas inversiones en este tipo de estructuras, que a la larga dejan vacíos los bolsillos del ciudadano de a pie.
Sin embargo, la propaganda no puede hacer callar a todos, a nivel local, en cada estado y en cada ciudad del país, el activismo de grupos de concertación social, política y religiosa pueden contribuir a generar espacios donde se cuestionen las políticas internacionales del Gobierno hacia otros países.
"Desafortunadamente seguimos igual pero soy optimista respecto a futuros cambios. Creo que se trata de la educación y el diálogo a nivel comunitario, tanto en escuelas como en la sociedad. Sin embargo, no será una tarea fácil, se ha hecho mucho daño y tomará mucho tiempo recuperar la armonía", señala Roslyn Sherman, concejal de la ciudad de Nueva York.
Adicionalmente al 'Eje del mal', la Casa Blanca tiene otras definiciones para sus adversarios, las cuales se amplían hacia los así llamados 'Puestos de avanzada de la tiranía' y 'Estados parias'. Estos términos le sirven para marcar a otras naciones que no comulgan con Washington en cuanto a ideologías o sistemas de gobierno. Y todo parece indicar que la lista de enemigos es flexible y podría incluir a cualquier país en determinados momentos, dependiendo de cuál sea la motivación desde de despacho oval.