Si para el relato occidental el conflicto en Ucrania empezó el 24 de febrero de 2022, con el inicio de la operación militar especial rusa, ahora pretenden convencer a la población de que el conflicto palestino-israelí empezó el 7 de octubre de 2023, con la operación 'Tormenta de Al-Aqsa' de la resistencia palestina.
El primer escollo que tiene que sortear este relato es cómo hacer para borrar de hemeroteca, no diez años como en Ucrania, sino más setenta años de lucha de la resistencia palestina, cómo borrar también una diáspora de millones de palestinos por el mundo, y cómo borrar las múltiples resoluciones de Naciones Unidas que han ido narrando lo acontecido todos estos años.
La principal diferencia, por tanto, sobre la efectividad de ambos relatos calcados, es que mientras la mayoría de Occidente desconoció o tuvo un difícil acceso a conocer lo que ocurría en Ucrania, tras más de setenta años es muy difícil que alguien no tenga más o menos una opinión formada sobre la situación que vive el pueblo palestino.
Petro e Israel
Este es el caso también de mandatarios como Gustavo Petro. En primer lugar, me gustaría aclarar que el presidente de Colombia no es un recién llegado a la política ni un ingenuo, de hecho, tampoco ha comprado el discurso occidental sobre Ucrania y su posición ha sido, al igual que con Palestina, la de llamar a una mesa de negociación. No obstante, el conflicto iniciado entre Petro y el Estado de Israel, entre otras cosas, está poniendo sobre la mesa toda la estructura de la mentira mediática y la tergiversación histórica de las potencias atlantistas dirigidas por la hegemonía estadounidense.
En las últimas semanas, tras el aumento de la terrible ofensiva de Israel sobre Gaza, el presidente colombiano ha sido noticia por sus posicionamientos, sobre todo a través de la red social X, y los enfrentamientos que ha provocado con las autoridades israelíes.
El conflicto entre Petro y el Estado de Israel está poniendo sobre la mesa toda la estructura de la mentira mediática y la tergiversación histórica de las potencias atlantistas dirigidas por la hegemonía estadounidense.
Podemos estar en ocasiones más o menos de acuerdo con los posicionamientos políticos del mandatario colombiano, sin embargo, ya es una práctica habitual de Petro ser coherente y valiente en la defensa de sus propias posiciones.
El mismo 7 de octubre, cuando la resistencia palestina inició la operación 'Tormenta de Al-Aqsa', Petro, a través de X, hizo eco de la noticia y recordó que, en su discurso en Naciones Unidas, recientemente, señaló la doble vara de medir entre los casos de Palestina y Ucrania, y su solicitud de abrir dos mesas de paz para ambos casos.
Es decir, el mandatario quería dejar clara que su posición ante este conflicto no era una novedad, ni fruto del actual contexto, sino una apuesta que ya venía defendiendo públicamente. Aquí cae la primera mentira, si Petro ya abogaba por una solución al conflicto, este conflicto no es una respuesta de Israel a los ataques del 7 de octubre sino un conflicto de mayor trayectoria donde, siguiendo la lógica del relato infantil que nos imponen, "los malos" y "los buenos" se intercambian los papeles.
Por otra parte, cabe destacar, que al igual que muchos otros países, Colombia, en su política estatal, apuesta por la solución de los dos Estados recogida por Naciones Unidas. Más allá de la viabilidad actual de esta solución, es importante señalar que el mandatario no fue a contramano de lo que ya expresa el principal organismo multilateral actualmente existente y responsable mismo de la creación del Estado de Israel en 1948, y a su vez, tampoco supone un cambio sobre la posición de Colombia como Estado en relación a este conflicto.
Colombia, en su política estatal, apuesta por la solución de los dos Estados recogida por Naciones Unidas.
Sin embargo, el presidente colombiano fue reprendido por las autoridades de Israel en ese país, generando un conflicto diplomático iniciado a través de un enfrentamiento público en la red social X. En ese contexto, la Cancillería israelí sacó un comunicado convocando a la embajadora de Colombia a "una conversación de reprimenda" y denunció que el presidente colombiano apoyaba "las atrocidades de Hamás". Petro respondió afirmando que Colombia era un país soberano y que, por tanto, si no se sentían respetados y tenían que romper las relaciones con Israel, lo harían. Igualmente, el presidente colombiano recordó los vínculos entre el Estado sionista y el paramilitarismo en Colombia.
Nueva agenda internacional
Desde la llegada a la Presidencia el 7 de agosto de 2022, Petro se ha destacado, a diferencia de sus antecesores, por seguir una agenda autónoma y protagónica en asuntos de política internacional y una idea clara sobre el objetivo principal que proyecta para Colombia, la llamada 'paz total'.
El presidente colombiano recordó los vínculos entre el Estado sionista y el paramilitarismo en Colombia.
Entre las primeras medidas de Petro, durante el primer mes de mandato, restauró las relaciones diplomáticas con el país vecino, la República Bolivariana de Venezuela, las cuales estaban rotas debido al rol que había desempeñado la Colombia presidida por Iván Duque en la desestabilización de aquel país vecino. No olvidemos, que esas relaciones se rompen por el reconocimiento que hizo el anterior presidente a la maniobra estadounidense de crear un gobierno ficticio y paralelo a través de la figura de Juan Guaidó, de nuevo, aplicando la estrategia de la construcción de un relato ajeno a la realidad y que no se sostiene con un mínimo análisis.
La maniobra Guaidó tuvo consecuencias para la economía venezolana y, además, facilitó la creación de una red de corrupción que llegó hasta Colombia. Igualmente, en el pico de enfrentamientos entre ambos países, se llegó a temer por el inicio de una guerra regional entre ambas naciones.
Vemos de nuevo que mientras Washington y la UE tratan de imponer su propio relato en Oriente Medio, enviando armas y dispuestos a sacrificar a quien sea para garantizar sus intereses, otros países no asumen seguirles el juego.
A su vez, a principios de 2023, EE.UU. volvió a insistir en forzar a América Latina a seguir su agenda internacional, en este caso a través del envío de armamento ruso que se encontraba en países latinoamericanos hacia Ucrania. Gustavo Petro, al igual que los presidentes de Brasil, México y Argentina, rechazaron este envío.
En el caso del ataque despiadado que está padeciendo la población gazatí, vemos de nuevo que mientras Washington y la Unión Europea tratan de imponer su propio relato sobre lo que acontece en Oriente Medio, enviando armas y dispuestos —como en Ucrania, Colombia o Venezuela— a sacrificar a quien sea para garantizar sus intereses, otros países no asumen seguirles el juego y cuestionan este mandato.
De momento, el resultado de este nuevo escenario ha sido el anuncio de que el presidente Gustavo Petro establecerá unas oficinas diplomáticas en Ramala, Cisjordania.
Mientras el presidente colombiano continuaba con su agenda internacional, participando en la Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Migración en Chiapas, México, convocada por el presidente Andrés Manuel López Obrador; y con la visita de Estado al presidente a la República Popular China, donde se establecieron nuevos acuerdos comerciales y se fortaleció el lazo entre ambas naciones.
Otras agendas sí que se han visto alteradas.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, canceló su visita a Israel.
Por otra parte, el conflicto entre la entidad sionista y Naciones Unidas se agudizó cuando Tel Aviv anunció que denegaba el visado al jefe de asuntos humanitarios de la ONU, Martin Griffiths, y solicitó la dimisión del secretario general del organismo, António Guterres, que al igual que Gustavo Petro, no estaba dispuesto a asumir ese nuevo relato de que el conflicto entre Palestina e Israel lo había iniciado Hamás el 7 de octubre de 2023.