Ecuador en llamas: los efectos políticos de los recientes acontecimientos criminales
La cadena de acontecimientos criminales que ha tenido en vilo a los habitantes de Ecuador, genera tremendas dudas sobre el futuro político de ese país.
Hasta hace muy pocos años, Ecuador era uno de los países más seguros de la región y en apenas un lustro se ha venido convirtiendo en una especie de tierra de nadie, con un Estado impotente para enfrentar la crisis que va en aumento.
Luego de los recientes eventos violentos, los actores políticos han salido a la palestra a apoyar o criticar al presidente Daniel Noboa que apenas tiene poco más de un mes y medio en el cargo. Unos, dando un espaldarazo, y otros, iniciando una diatriba pública con el presidente, pero todos posicionándose de cara al inestable panorama político.
De la misma forma, diversos actores políticos, nacionales e internacionales, han aprovechado la coyuntura para atacar de manera automática al expresidente Rafael Correa (2007-2017), buscando con ello detener un posible ascenso de su movimiento, Revolución Ciudadana, que obtuvo el 48 % de los votos en las pasadas presidenciales y es la bancada más numerosa en la Asamblea Nacional.
Ecuador era uno de los países más seguros de la región y, en apenas un lustro, se ha venido convirtiendo en una especie de tierra de nadie.
Las próximas presidenciales ocurrirán en febrero de 2025 y todos los sectores saben que la actual coyuntura política podrá ser definitoria de cara a dicho evento.
Infiltración del crimen
Para Noboa, de 36 años, la difícil coyuntura representa su gran desafío. Su inexperiencia política podría pasarle factura. Sin embargo, esta es también una gran oportunidad para desplegar su liderazgo y lograr su reelección que, ya ha dicho, desea.
Esta situación, en torno al auge del crimen, no es nueva. Se viene madurando y los dos últimos presidentes no han podido detener el ascenso político de las grandes mafias y grupos criminales que se han filtrado en el Estado y se han convertido en actores influyentes en la política.
El año pasado, en plena campaña y a apenas una semana de realizarse la primera vuelta electoral, fue asesinado el candidato presidencial Fernando Villavicencio y aún no hay claridad sobre sus autores intelectuales. El político, pocos días antes de su asesinato, había denunciado las amenazas de alias 'Fito', fugado de una cárcel el 7 de enero y que ha sido el disparador de la cascada de eventos criminales.
Los autores materiales del homicidio de Villavicencio fueron asesinados mientras estaban en resguardo de las instituciones.
Según investigaciones de las instituciones ecuatorianas, como el caso 'Gran hermano', se conoce que el Estado, a un alto nivel, ha sido infiltrado por el narcotráfico. Y esa es la principal razón que impide una respuesta firme a la actual situación.
Desde hace más de dos años, y en repetidas ocasiones, el embajador de EE.UU. en Quito, Michael Fitzpatrick, ha denunciado públicamente la existencia de "narco generales" y ha indicado que las organizaciones de narcotraficantes se han infiltrado también en los equipos de fútbol y en los medios de comunicación, así como en las instituciones financieras por medio del lavado de dinero.
Aunque el embajador no hace referencia a bancos o medios en específico, es conocido que la familia del mandatario Noboa, así como el expresidente Guillermo Lasso, son dueños de los dos más grandes bancos del país. De la misma manera, el exministro Bernardo Manzano, quien el año pasado salió del gabinete de Lasso por un escándalo de corrupción y quien laboró por largos años en puestos de confianza de las empresas Noboa, ha sido acusado en investigaciones oficiales de mantener nexos con la mafia albanesa, dedicada al narcotráfico y al lavado de dinero.
Un gran número de escándalos que han estallado a partir de investigaciones del medio La Posta, corroboran que un conjunto de funcionarios cercanos a ambas familias y gobiernos, estarían relacionados con la mafia albanesa, uno de los principales grupos narcotraficantes, aunque muy poco mencionada por medios y políticos.
La gran exportación de bananos, así como el descontrol en los principales puertos ecuatorianos, ha sido la principal plataforma para filtrar la droga en Europa. La familia Noboa es dueña de una de las mas grandes empresas exportadoras del rubro.
Sin embargo, los mismos medios y familias señaladas han acusado de manera automática al gobierno de Rafael Correa, y poco se detienen a investigar los datos, que ya han sido conocidos de manera oficial y pública, en los que el gobierno de Lasso y la familia del actual presidente podrían estar implicadas de forma al menos indirecta.
Con el Estado infiltrado y las bandas criminales desbocadas en medio de la impunidad, se percibe una sensación de impotencia generalizada.
La crítica contra Correa se basa sobre todo por los acuerdos de pacificación de su gobierno con dos pandillas, así como debido a la expulsión de la base de Manta que gestionaban los militares estadounidenses, pero es de notar que poco ahondan en los datos concretos que llevan a suponer la vinculación directa que podrían tener los actores mencionados con el narcotráfico.
El momentum político
Con el Estado infiltrado y las bandas criminales desbocadas en medio de la impunidad, se percibe una sensación de impotencia generalizada.
En medio de la crispación, Noboa ha preferido mantener su temperamento pausado. Después de los acontecimientos, ha salido a las proximidades del Palacio de Gobierno a saludar a los caminantes y a intentar reflejar una situación de tranquilidad. El viernes pasado visitó el canal TC que fue asaltado por las bandas criminales. Mientras militares y policías hacen razzias cuya efectividad no está comprobada y obedece más bien al deseo colectivo de venganza.
El carácter relajado del ahora presidente fue clave en el triunfo electoral y ante la coyuntura actual intenta resaltar un ambiente de seguridad y confianza, por sobre las amenazas y las exigencias de medidas radicales.
No solo Noboa ha intentado desplegar su relato. Los diferentes actores políticos también se han venido posicionando ante los acontecimientos.
El expresidente Rafael Correa, apenas divulgados los sucesos del miércoles, respaldó al jefe de Estado. Correa hace gala de los datos oficiales, según los cuales, durante su mandato los índices de delincuencia y criminalidad bajaron hasta ubicar al país como uno de los más seguros de la región.
Su compañera de partido y excandidata presidencial, Luisa González, también ha apoyado las gestiones del presidente y ha puesto a su disposición los planes diseñados, durante su campaña, para enfrentar la criminalidad: "El país requiere unidad bajo una sola bandera. Presidente, convoque a todos los sectores y ahí estaremos para apoyar con nuestra experiencia en la seguridad pública".
Otro de los excandidatos, Jan Topic, quien se perfiló en su campaña con un discurso de mano dura, dando prioridad al tema de la seguridad, ha salido a hacer duras críticas hacia la gestión de la crisis del presidente: "Si bien TikTok pudo ayudar a ganar elecciones [en referencia a los constantes videos que publica el presidente en la red social], rescatar a Ecuador requiere una fuerza de voluntad más allá de la superficialidad a la que parecería están apuntando".
En la política ecuatoriana, todos los actores piensan ya en las presidenciales de febrero de 2025.
Otro actor político clave, María Paula Romo, presidenta del partido Construye que lanzó a Villavicencio, ha criticado de manera férrea al Gobierno: "Noboa está en su primer mes de gobierno, de 14 en total. No ha podido formar un equipo de seguridad, y surge este ataque del crimen organizado. Este Gobierno ha tomado decisiones duras, como si existiera una guerra interna, pero el Gobierno no ha podido siquiera retomar el control de las cárceles, donde se encuentran todavía secuestrados guardias".
Otro excandidato, Otto Sonnenholzner, ha demandado mayor uso de la fuerza, tratando de robar el espacio punitivo que "naturalmente" debería ocupar Topic: "existen situaciones en las que no cabe capturar, sino abatir".
En fin, en la política ecuatoriana, todos los actores piensan ya en las presidenciales de febrero de 2025. La actual coyuntura será determinante para el desarrollo político y los actores buscan posicionarse en medio de una crisis agravada que no para de evolucionar.
EE.UU. toma la iniciativa
Luego de las reiteradas denuncias del embajador estadounidense y una vez comprobada la escalada del conflicto, Washington ha comenzado a mover fichas de manera más tajante y ha anunciado el envío de la jefa del Comando Sur, Laura Richardson y otros funcionarios antinarcóticos.
De la misma manera, Noboa ha aceptado la ayuda que ha prometido la administración del presidente Javier Milei, de enviar funcionarios militares para cooperar en la estabilización de la situación.
Así las cosas, la escalada de la crisis de seguridad e ingobernabilidad ha supuesto el reinicio de la diatriba que estaba pausada en medio de la "luna de miel" que todos concedían a Noboa en sus primeros días de gestión.
Restan, entonces, trece meses en los que la disputa política tenderá a hacer efervescencia, con el único fin de cada actor de tomar la delantera en una carrera presidencial que parece haber comenzado, una vez la actual administración se desbalancea en medio del aumento de la crisis y la incapacidad para producir respuestas estructurales.
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