¿Cómo viven las mujeres del grupo terrorista más cruel?
En el centro del autoproclamado 'califato' de Boko Haram en el nordeste de Nigeria, estos terroristas desarrollaron una campaña de violaciones y esclavitud sexual que se ha descubierto recientemente. Allí, niñas y mujeres secuestradas se vieron forzadas a casarse con los yihadistas y fueron violadas y maltratadas, algunas durante muchos meses. Muchas quedaron embarazadas y ahora tienen niños, mientras que las que se resistían o trataron de huir fueron raptadas de nuevo y, en muchos casos, asesinadas, informa 'The Washington Post'.
La organización Boko Haram fue fundada en 2002, se adhirió al Estado Islámico (EI) y ha atacado innumerables veces contra la población cristiana en varios estados de Nigeria. Entre sus asaltos, destaca el rapto de alumnas de un colegio de la localidad de Chibok en 2014 y de niñas y mujeres en la ciudad de Damasak, en 2015.
Según el informe del Global Terrorism Index, Boko Haram le disputó al Estado Islámico el título del grupo terrorista más mortífero del mundo, siendo responsable de 6.644 muertes en 2014, mientras que el EI se cobró la vida de 6.073 personas en el mismo período. De acuerdo con Amnistía Internacional, a manos de esta 'pesadilla islamista' de Nigeria han muerto al menos 17.000 personas desde 2009, mientras que 1,5 millones han sido desplazados.
Tras varias operaciones militares, el Gobierno del país logró liberar a muchas de esas víctimas de violencia sexual pero, a pesar de que tras el secuestro en el centro escolar se creó el movimiento Bring Back Our Girls (Devuélvannos a nuestras niñas, en inglés) y de otros esfuerzos dirigidos a la liberación de estas personas, cuando retomaron sus vidas no lograron que sus compatriotas las aceptaran.
De este modo, casi ninguna de ellas tenía casa porque estaba destruida, con lo cual viven en edificios abandonados o campos para desplazados internos. Además, el Ejército las vigila de manera constante y mantienen la etiqueta de ser las 'mujeres de Boko Haram'.
Tanto los nigerianos como su Gobierno sospechan que esas personas liberadas aún pueden estar conectadas a los terroristas y realizar ataques suicidas, circunstancia que las condena al ostracismo en la que tendría que ser una nueva vida. "Someterlas a más discriminación y maltratos por ser víctimas de Boko Haram debilita toda la respuesta a la situación en el nordeste" de Nigeria, opina Martin Ejidike, el representante de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU en el país.
Mientras tanto, muchas otras personas aún son prisioneras de los terroristas y el Ejecutivo nigeriano recibe críticas por no haberlas salvado. Así, la organización Human Rights Watch considera que "el Gobierno de Nigeria debe tomar medidas urgentes para lograr la liberación de las personas que siguen retenidas".