Moscú y Pekín mantienen posiciones similares sobre diversas materias en el ámbito internacional, al tiempo que sus relaciones económicas y políticas se están fortaleciendo. Las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea contra Rusia han acelerado el acercamiento de Moscú y Pekín, especialmente en el campo energético. Ambas potencias están a punto de alcanzar un nuevo acuerdo sobre suministro de gas tras firmar un histórico contrato multimillonario en mayo. El estrechamiento de la alianza preocupa a Occidente ya que representa un desafío para las ambiciones de EE.UU. y puede establecer un nuevo orden mundial.














