Así el pasado septiembre el presidente de EE.UU., Barack Obama, declaró "su firme apoyo a los esfuerzos del presidente ucraniano, Piotr Poroshenko, para buscar una solución pacífica del conflicto", y dijo "que Rusia debería dejar de violar la soberanía y la integridad territorial de Ucrania".
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Por otro lado el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, quien había estado presente en las negociaciones y se había reunido con todas las partes involucradas en el conflicto, intentaba de alguna manera equilibrar la postura de su Gobierno, urgiendo a Kiev a ejecutar los compromisos estipulados en el acuerdo de Minsk.
"Obviamente nos preocupa el incumplimiento de algunos aspectos del acuerdo y, en particular, insisto en que el presidente Poroshenko formule una agenda de reformas concretas para cumplir con las demandas expresadas por los votantes: las de un gobierno abierto y transparente, un sistema judicial moderno, limpio, una seguridad energética a largo plazo y un fortalecimiento del clima de inversión", dijo John Kerry.
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Aparte del hecho que Kiev aún no ha realizado dichas reformas, hay otras contradicciones que están marcadas en la política exterior de EE.UU.
Así, Piotr Poroshenko ya había afirmado públicamente su intención de recuperar Crimea, y Donbass, donde recientemente el Ejército ucraniano ha llevado a cabo operaciones en el aeropuerto de Donetsk y en la localidad de Marinka.
Dichas maniobras tuvieron lugar pese a que John Kerry había aconsejado al presidente ucraniano que no utilizara la fuerza, dado que cualquiera acción militar pondría en peligro los acuerdos de Minsk.
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"Pero si realmente el presidente Poroshenko estuviera en este momento abogando por el uso de la fuerza, le instaríamos firmemente a que se lo pensara dos veces antes de involucrarse en este tipo de acciones. Esto pondría los acuerdos de Minsk en grave peligro y estaríamos muy, muy preocupados por las consecuencias que conllevaría este tipo de acción", dijo el jefe de la diplomacia de EE.UU.
Por último la otra señal que muestra la confusión de Washington son las declaraciones de su embajadora ante la ONU, Samantha Power, que expresó el respaldo a las acciones militares y justificó los ataques en Marinka en una sesión extraordinaria del Consejo de Seguridad, mientras que el embajador ruso, Vitaly Churkin, fue tajante recordando a Power la postura John Kerry y subrayando que el único camino es la paz.
"Tras la reunión en Sochi con el presidente ruso, Vladímir Putin, y el ministro del Exterior, Serguéi Lavrov, el secretario de Estado de los EE.UU., John Kerry, advirtió públicamente a Kiev de que no usara la fuerza militar. Lamentablemente, no hemos escuchado eso durante el discurso de la representante de EE.UU. Nos gustaría que la diplomacia norteamericana llevara a cabo las directivas de su secretario de Estado de una manera más consecuente. No queremos pensar que en Washington, al igual que en Kiev, hay una fuerza política partidaria de la guerra", declaró Churkin.
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