"EE.UU. siente lo mismo que Rusia y China desde la Guerra Fría"
En la nueva estrategia de seguridad de EE.UU. revelada el pasado 18 de diciembre por el presidente Donald Trump se admite que los sistemas de Washington relacionados con la disuasión no nuclear se han disminuido en los últimos años, remarca el analista Nikolai Sokov en su artículo para la revista The National Interest. En concreto, se refiere a las menciones en el documento sobre posibles "ataques estratégicos" contra Estados Unidos que "podrían paralizar nuestra economía y nuestra habilidad de desplegar nuestras fuerzas militares" a pesar de ser realizados sin recurrir a armas nucleares.
Sokov opina que Rusia ha obtenido la posibilidad de lanzar tales ataques al adquirir armas convencionales guiadas de precisión y de largo alcance, y que países como China o la India, entre otros, también podrían hacerlo "en el futuro próximo".
El analista afirma que estas nuevas capacidades "han cambiado de forma monumental el panorama estratégico", y que "EE.UU. se encuentra en el mismo dilema que han enfrentado los rusos o los chinos desde el fin de la Guerra Fría: la amenaza del uso estratégico de armas no nucleares". No obstante, Sokov se muestra contento con el hecho de que en Washington hayan empezado a prestar su atención a tales acciones por parte de Moscú.
Además, recalca que el anuncio realizado en 2013 por el presidente ruso Vladímir Putin sobre el desarrollo de armas convencionales no nucleares de largo alcance, así como el del año siguiente sobre su nueva doctrina militar —en la que figuró el concepto de la disuasión no nuclear—, no atrajeron bastante atención en el país norteamericano. Según Sokov, en Washington la convicción de que Rusia es "incapaz de alcanzar a EE.UU." en este ámbito era tan fuerte que solo "pocos" veían las acciones de Moscú como algo que tendría "consecuencias serias". Y solo tras el inicio en 2015 del uso de misiles rusos de crucero lanzados desde submarinos y aeronaves en Siria atrajeron la atención de los analistas estadounidenses, agrega.
¿Qué se viene ahora?
Al recordar que el pasado mes de noviembre el jefe del Estado Mayor ruso, el general Valeri Guerásimov, anunció que Moscú planea reemplazar en el futuro una serie de misiones de disuasión nuclear con armas convencionales, Nikolai Sokov sostiene que, de momento, "EE.UU. tiene las mismas preocupaciones que Rusia", lo que "podría ser una noticia buena o mala, dependiendo de las decisiones políticas".
Asimismo, Sokov percibiría como una noticia "buena" el mejoramiento del diálogo entre ambos países en el ámbito del control de armas. El analista sostiene además que Moscú y Washington podrían "hacer el panorama estratégico lo suficientemente estable para evitar, no solo una guerra nuclear, sino también un conflicto convencional de gran escala que podría escalar hasta enfrentamientos nucleares".
Pero el analista tampoco descarta una resultado "malo": una nueva carrera armamentística. En ese sentido, asegura que si Rusia y EE.UU. no logran establecer un diálogo, la parte norteamericana podría recurrir a lo que en la estrategia de seguridad nacional se describe como "convencer a los adversarios de que no solo podemos castigarlos, sino que podemos vencerlos y lo haremos". Según él, estas palabras suenan "como una receta para una carrera armamentista, la búsqueda de superioridad que ciertas personas en EE.UU. consistentemente intentaban conseguir durante la Guerra Fría (y en la que igualmente consistentemente fracasaban)". "Esperemos que los legisladores de hoy en día gocen de la misma previsión y de la misma sabiduría que sus predecesores de los años 70 y 80", concluyen Sokov.