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Cómo Japón usa las tensiones entre EE.UU. y China para aumentar su capacidad militar y evalúa una estrategia que podría contradecir su Constitución

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Los ministros de Defensa y de Asuntos Exteriores japoneses y estadounidenses comunicaron la semana pasada el refuerzo "fundamental" de la capacidad militar de Tokio para "fortalecer su defensa nacional y contribuir a la paz y la estabilidad" en la región.
Cómo Japón usa las tensiones entre EE.UU. y China para aumentar su capacidad militar y evalúa una estrategia que podría contradecir su Constitución

Durante una conversación mantenida el pasado 7 de enero, los ministros de Defensa y de Asuntos Exteriores de Japón y EE.UU. anunciaron en una declaración conjunta que la capacidad militar del país del sol naciente se verá "fundamentalmente reforzada" para "fortalecer su defensa nacional y contribuir a la paz y la estabilidad" en el Indo-Pacífico.

Así, Tokio y Washington pretenden reforzar sus capacidades militares en los ámbitos "terrestre, marítimo, aéreo, de defensa antimisiles, espacial, cibernético y del espectro electromagnético", entre otros. El texto indica que ambas naciones "acogieron con satisfacción la profundización de la cooperación, incluidas las misiones de protección de activos y las operaciones conjuntas de inteligencia, vigilancia y reconocimiento, y el entrenamiento y las maniobras, así como las opciones flexibles de disuasión y los mensajes estratégicos".

Con esta cooperación, las autoridades japoneses y estadounidenses pretenden lograr un éxito mucho más rápido en el desarrollo de tecnologías de vanguardia y crear tipos de armas capaces de enfrentarse a los misiles hipersónicos y las armas espaciales de los posibles adversarios, según señalaron expertos de la Oficina Nacional de Investigación Asiática de EE.UU. en un reciente informe.

¿Por qué Japón pretende reforzar su capacidad militar?

A lo largo de los últimos años, Tokio ha estado aumentando su poder militar. El país asiático explica esta medida por el hecho de que quiere garantizar la coexistencia pacífica a largo plazo con Pekín, cuyas actividades en el mar de la China Oriental, "socavan aún más la paz y la estabilidad regionales", así como hacer frente a las amenazas de seguridad que suponen, según dice, los sólidos programas nucleares y de misiles de Pionyang.

La consecución de estos objetivos requiere un análisis riguroso de las realidades mundiales y la elaboración de una estrategia de seguridad coherente para Japón, que ha gozado durante décadas de la reputación de ser un Estado pacifista que depende totalmente de EE.UU. para su defensa nacional, apunta James D.J. Brown, profesor de la Universidad de Temple (Japón) y especialista en relaciones ruso-japonesas.

Tras la derrota en la Segunda Guerra Mundial, Tokio fue obligado a adoptar en 1947 una Constitución que restringe las actuaciones militares del país a estrictas operaciones de "autodefensa" y establece muchas limitaciones a la hora de destinar recursos al sector militar. "El pueblo japonés renuncia para siempre a la guerra como derecho soberano de la nación y a la amenaza o al uso de la fuerza como medio para resolver disputas internacionales", reza el artículo 9 de la Carta Magna.

Además, el Tratado de Cooperación y Seguridad Mutuas entre Washington y Tokio, que entró en vigor en 1960, garantiza la protección del país asiático ante cualquier ataque a cambio del despliegue de bases militares estadounidenses. Es decir, dentro de esta alianza, EE.UU. desempeña el papel de espada, y Japón actúa únicamente como escudo, según Brown.

Sin embargo, en los últimos años, se puede observar el relativo debilitamiento de la presencia militar estadounidense en la región. Con China, 'desafiando' el dominio militar estadounidense en el Indo-Pacífico, Japón se da cuenta de que no puede depender únicamente de Washington. Así, la combinación de las fuerzas japonesas y estadounidenses, desplegadas en la región, pueden igualar el poderío militar del gigante asiático, que tiene entre 5 y 5,6 veces más submarinos, acorazados y aviones de combate modernos que los desplegados por el Mando Indo-Pacífico de la nación norteamericana. Pekín también está ampliando su ventaja regional sobre Estados Unidos en términos de capacidad de misiles, informa el portal Nikkei Asia. 

Los simulacros de defensa interna que Japón llevó a cabo durante la administración del ex primer ministro Shinzo Abe subrayaron la ventaja militar de China sobre la alianza entre Japón y Estados Unidos en esta región. Según un antiguo oficial militar estadounidense de alto rango, las fuerzas norteamericanas han perdido a menudo ante sus rivales chinos en ejercicios de mesa que imitan los conflictos en el estrecho de Taiwán, recoge el medio.

Nuevo potencial militar de Japón

Como consecuencia, la comisión de defensa del gobernante Partido Liberal Democrático japonés aprobó, en mayo del 2021, una propuesta para aumentar "fuertemente" el presupuesto militar. Así, el pasado mes de diciembre el gabinete del primer ministro Fumio Kishida aprobó un presupuesto de Defensa de 47.000 millones de dólares para el año fiscal 2022 (lo que se sitúa en torno al 0,95% de la estimación del PIB para el mismo periodo). El incremento del gasto militar es del 1,1% en comparación con el presupuesto del año fiscal 2021, que terminará en marzo, y marcará un récord por octavo año consecutivo. Mientras, en el 2020, el gasto militar de Japón fue el noveno más grande del mundo, según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI).

Además, el Gobierno nipón decidió convertir dos destructores de la clase Izumo en portaviones ligeros, acordó comprar múltiples cazas F-35B a EE.UU., y está desarrollando nuevos misiles de lanzamiento a distancia con un alcance de 1.000 kilómetros. También se realizaron cambios legislativos: en el 2014, Tokio levantó la prohibición de exportar armas, lo que permite, en teoría, que los ingresos de la venta de armas se destinen a hacer más competitivo el complejo de defensa japonés. Asimismo, en el 2015 se modificó la ley para permitir que las Fuerzas de Autodefensa luchen en caso de ataque a las fuerzas de un aliado, así como al propio Japón, explica Brown.

¿Cambiará el estatus de las Fuerzas de Autodefensa?

Actualmente, las crecientes tenciones en la región del Indo-Pacífico han reactivado un debate acerca del estatus de las Fuerzas de Autodefensa del país. Kishida declaró el pasado noviembre que estudiará "todas las opciones" para proteger a su país en medio de las supuestas amenazas de China y Corea del Norte. "Consideraré todas las opciones, incluida la de poseer la llamada 'capacidad de ataque a las bases enemigas', para perseguir el fortalecimiento del poder de defensa que sea necesario", dijo. 

El primer ministro subrayó que la situación de seguridad en torno a Japón está cambiando rápidamente y que "la realidad es más severa que nunca" y Tokio "no puede pasar por alto el reciente desarrollo y perfeccionamiento de nuevas tecnologías [de Corea del Norte], como las armas hipersónicas de planeo y los misiles con órbitas irregulares". También dijo que China sigue reforzando su ejército "sin la suficiente transparencia" y está haciendo "intentos unilaterales de cambiar el statu quo".

Sin embargo, la idea de que Japón posea dicha capacidad de ataque es delicada, ya que las Fuerzas de Autodefensa tienen estrictas restricciones en cuanto al uso de la fuerza en virtud de la Constitución y los opositores dicen que viola la Carta Magna de renuncia a la guerra del país asiático.

"La importancia de la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán"

Asimismo, durante la conversación de los ministros nipones y estadounidenses "se hizo hincapié en la importancia de la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán", ya que esa cuestión ocupa un lugar especial en la estrategia de las autoridades de ambos países. 

Sin embargo, Tokio pretende equilibrar sus relaciones tanto con Pekín como con las autoridades de la isla china de Taiwán y su viejo aliado militar, EE.UU. El gigante asiático es el principal destino de las exportaciones japonesas, con 141.000 millones de dólares en el 2020, de acuerdo con los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), recoge Reuters.

Sin embargo, la relación de Japón con Taiwán ha florecido en los últimos años sobre una base mayoritariamente no gubernamental, y ha habido un creciente debate entre políticos y expertos en seguridad sobre si debería involucrarse si China llegara a emprender una acción militar contra la isla. Shinzo Abe señaló el pasado mes de diciembre que Tokio y Washington no podían quedarse quietos si Pekín atacaba a Taiwán, comentarios que suscitaron la reprobación de las autoridades chinas.

Un plan de operaciones en caso de un conflicto sobre Taiwán

Al mismo tiempo, Tokio ha estado estudiando posibles respuestas militares a un conflicto sobre Taiwán, incluida la protección de buques de guerra estadounidenses y aviones militares que acudan en defensa de la isla. 

En diciembre del 2021, EE.UU. y Japón redactaron un plan de operaciones combinado, incluido el establecimiento de una base de ataque del Cuerpo de Marines de EE.UU. en las islas del suroeste del país asiático si un ataque contra Taiwán parecía inminente. Las Fuerzas de Autodefensa japonesas proporcionarían un apoyo no identificado a la operación, informa Kyodo.

Además, Japón y otro aliado suyo, Australia, firmaron el pasado 5 de enero un Acuerdo de Acceso Recíproco para mejorar la cooperación en defensa y la interoperabilidad de sus fuerzas militares. El acuerdo permitirá una coordinación más eficiente durante los ejercicios de entrenamiento militar combinados, así como las operaciones de respuesta a desastres. El primer ministro australiano, Scott Morrison, calificó el acuerdo como "un tratado histórico que abre un nuevo capítulo para la cooperación avanzada en materia de defensa y de seguridad".

Por su parte, los analistas no esperan ningún cambio significativo en la postura de Japón a corto plazo. Jeffrey Hornung, experto en política de seguridad japonesa de Rand Corporation, señaló que la reciente reunión entre Tokio y Washington "podría ser una oportunidad para hablar ampliamente de lo que Japón puede estar dispuesto a hacer, pero que nunca se reconocería públicamente si lo hiciera" y agregó que ambas partes podrían querer mantener la llamada 'ambigüedad estratégica'.

Daniel Russel, exdiplomático estadounidense para Asia Oriental, declaró que Japón tenía mucho que sopesar en lo que respecta a Taiwán. "Por un lado, la disuasión de la agresión china y la defensa contra las implacables incursiones en las aguas controladas por Japón es una gran prioridad, al igual que estar al lado de Estados Unidos y mostrar apoyo a la democracia de Taiwán", dijo. "Los factores compensatorios incluyen la política interna pacifista y las limitaciones legales y los inmensos intereses económicos en China", agregó. 

Mientras, Liu Jiangyong, vicedecano del Instituto de Relaciones Internacionales Modernas de la Universidad de Tsinghua (China) declaró a Global Times que los políticos de la derecha japoneses quieren justificar la modificación de la Constitución, que prohíbe la guerra, mediante la cooperación con EE.UU. para exagerar las supuestas amenazas de China, Rusia y Corea del Norte, pero esto es un movimiento en una dirección peligrosa.

"La enmienda constitucional permitiría a Japón formar un bloque militar centrado en EE.UU. y Australia, permitiendo un sistema operativo conjunto contra China. Si la enmienda no puede completarse a corto plazo, Japón también puede adoptar algunos artículos de aplicación de la ley bajo la Constitución actual para convertir gradualmente a Japón en un país apto para la guerra", añadió.

¿Intensificación de las tenciones?

A su vez, Hiroyuki Akita, comentarista de Nikkei Asia, señaló que la decisión de Japón de ampliar su cooperación en materia de seguridad con EE.UU., Australia, así como con la Unión Europea y la India podría provocar una reacción negativa de Pekín e intensificar las tensiones en la región. Tokio debe tener muy claro su objetivo estratégico: garantizar la coexistencia pacífica con China estabilizando el equilibrio militar de la región y evitando conflictos armados en el estrecho de Taiwán, así como en otras zonas de la región.

"Es vital que el Gobierno japonés se asegure de que los líderes chinos entiendan con claridad y precisión sus objetivos estratégicos a través de un diálogo continuo", dijo. Agregó que Pekín y Tokio malinterpretarán las intenciones del otro y adoptarán una postura de confrontación, y el riesgo de una crisis de seguridad crecería hasta niveles de pesadilla. Ninguna estrategia de seguridad nacional para hacer frente a las amenazas planteadas por China sería viable si estuviera compuesta únicamente por respuestas militares. Por lo tanto, la estrategia debe basarse en una diplomacia seria y eficaz y comunicaciones confiables, concluyó.

¿Qué opina China?

Por su parte, el portavoz de la Cancillería china, Wang Wenbin, declaró el pasado viernes que la posición del gigante asiático sobre la cuestión de Taiwán, así como los temas relacionados con el mar de la China Meridional y Oriental, la región de Xinjiang y Hong Kong, es "clara y coherente". "Deploramos y rechazamos la flagrante injerencia de EE.UU., Japón y Australia en los asuntos internos de China, la fabricación de mentiras para desprestigiar a China y el sabotaje de la solidaridad y la confianza mutua entre los países de la región", afirmó, añadiendo que su nación presentó "solemnes protestas ante los países pertinentes".

El diplomático subrayó que para "defender la paz, la estabilidad y el desarrollo en Asia Oriental y Asia-Pacífico" hay que "defender el verdadero multilateralismo, respetar el marco abierto e inclusivo de la cooperación regional que se formó a lo largo de los años, y emprender el camino de la solidaridad, el diálogo y la cooperación".

Asimismo, China instó a Estados Unidos, el Reino Unido y Australia a detener el plan de cooperación de submarinos nucleares Aukus en el Indo-Pacífico, "a dejar de avanzar en el vertido del agua contaminada por la energía nuclear de Fukushima en el Pacífico, a dejar de negar y encubrir la historia de la agresión militarista y de buscar el estatus de potencia militar exagerando la situación de la vecindad, y a dejar de avivar la división y el enfrentamiento entre los países de la región".

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