La violencia vacía los hoteles y las playas de México

Ni la arena blanca de las playas, ni las zonas únicas de población de mariposas monarcas, ni los numerosos monumentos arqueológicos, ni la rica gastronomía mexicana atraen ya hasta este país a los turistas, atemorizados por las impactantes estadísticas de violencia creciente en México.

Según los datos de la Organización Mundial del Turismo, en 2010 el flujo turístico a México fue menos de la mitad de lo pronosticado: 22.600.000 personas en vez de 50 millones.

Los expertos habían pronosticado unánimemente el crecimiento del turismo en México después de la recesión económica registrada en Estados Unidos en 2009 y el derrumbe de la actividad por la contingencia sanitaria, sin embargo el año 2010 llevó a algunas zonas del país incluso peores resultados de los que habían tenido lugar previamente.

Tan solo en el turístico Estado de Michoacán, durante las vacaciones de diciembre de cada 100 habitaciones se ocuparon 20. Las cifras son catastróficas en comparación con los índices habituales de 70 alojamientos por cada 100 en la temporada vacacional. El presidente de la junta de control de la Asociación de Hoteles, Luis Nahum Pedraza Arriaga, señala que se habían pronosticado buenos resultados para las vacaciones en la región, sin embargo los crueles enfrentamientos de la Policía Federal con los grupos de narcotraficantes a principios de diciembre pasado atemorizaron a los turistas y provocaron la cancelación de un 50% de las reservas en los hoteles.

Según estadísticas recientes, la ciudad de Mazatlán, en el estado de Sinaloa -denominada por la belleza de sus playas y su riqueza en fauna marina como 'La perla del Pacífico'-, informó del descenso del turismo en un 16% durante las vacaciones de diciembre. Un 11,1% menos de turistas desearon contemplar los monumentos arqueológicos de la capital del estado de Oaxaca, Oaxaca de Juárez, durante la temporada vacacional. En cuanto al destino mundialmente conocido de Acapulco, recientemente convertido en el escenario de unas crueles masacres, se registró un descenso del turismo del 12%.

No solo el turismo terrestre, sino también el marítimo resultó perjudicado por la guerra del Gobierno contra los narcos: las tres mayores líneas de cruceros, -la empresa naviera Royal Caribbean Cruises Ltd, y las compañías Norwegian Cruise y Carnival Corporation- han tomado la decisión de cancelar o reducir sus navegaciones a México.

Aunque los cruceros de lujo tradicionalmente pasan por Puerto Vallarta y Cabo de San Lucas, destinaciones que han evitado la peor violencia vinculada con el narcotráfico, según el portavoz del puerto de Los Ángeles en la orilla occidental de México, Phillip Sanfield, los turistas "están adoptando una visión más amplia (…) de la violencia en otras regiones del país" y se niegan a hacer estos viajes.

Cada crucero que visita un puerto marítimo de la costa occidental de México contribuye a la economía del país con entre 1 y 2 millones de dólares. Las líneas de cruceros mencionadas fueron, según Sanfield, "los pilares principales y nosotros esperamos que regresarán en el futuro".

Días antes de la celebración de la Feria Internacional de Turismo Fitur, el Gobierno de España emitió una alerta con la recomendación de abstenerse de visitar las ciudades mexicanas de Monterrey, Juárez, Culiacán, el estado de Tamaulipas y el puerto de Acapulco. La medida fue realizada después de que EE. UU. y otros estados europeos hubieran hecho lo mismo. La secretaria de Turismo de México, Gloria Guevara, trató de suavizar la alerta que lanzó España diciendo que era un "reto focalizado".

El Gobierno de México, por su parte, instó a sus embajadores a hablar "más y mejor" de su país.A finales de 2010 el líder del país, Felipe Calderón, tras confesar que México vivía uno de los peores momentos de inseguridad, pidió el apoyo de la prensa. Calderón señaló que los medios de comunicación se aplican en la actualidad a veces con la estrategia del "pego, luego existo". El presidente insistió en que las publicaciones equilibren las buenas noticias con las malas.

En su totalidad, las batallas impuestas por el crimen organizado desde el año 2006 se han cobrado 34.600 vidas humanas, de las que 15.273 víctimas cayeron el pasado 2010, marcando el récord de pérdidas por el crimen organizado.