Sociedad
La crisis en Francia obliga a los jubilados a pagar las cuentas del déficit fiscal
Francia, uno de los países que dicta el rumbo económico de la Eurozona, deja a sus propios ciudadanos, como ellos mismos denuncian, en condiciones "inhumanas".
Así, los jubilados reciben una pensión que apenas es suficiente para cubrir los gastos del hogar. Pero la situación podría empeorar porque incluso esa pequeña ayuda puede desaparecer.
"El número de mayores que acude a nosotros buscando ayuda ha crecido notablemente en todas las regiones de Francia. Antes afectaba solo el norte, pero ahora toca a todo el país. Además antes los jóvenes y familiares solían ayudar a los ancianos. Pero ahora con la crisis impactando sobre los jóvenes, los mayores se ven aislados e indefensos", asegura Julien Laupretre, director de la asociación caritativa SPF.
La cara de la tercera edad en Francia solía ser la del bienestar, pero la crisis financiera le ha dado un duro golpe al sistema de seguridad social francés, que es incapaz de proporcionar a las personas mayores la calidad de vida que requieren.
Muchos de los jubilados buscan volver al mercado laboral, una opción poco real en medio del creciente desempleo y la estancada economía gala.
"Ahora tengo una pensión de 600 euros mensuales para vivir. Y realmente no es bastante. En París pago más de 600 euros por la vivienda. Así que debo seguir trabajando, pero la mayoría de empleadores dicen que a los 60 soy demasiado viejo para trabajar", relata Pierre Siville.
Por si fuera poco, para el año que viene el Gobierno francés prepara un nuevo impuesto sobre las pensiones que afectará a unos 7,5 millones de jubilados, lo que supone una merma del poder adquisitivo de esta sector de la población, según los analistas.
"Lo que el Gobierno intenta hacer ahora es bajar a toda costa el déficit fiscal al 3%, como lo prometió a Bruselas. Buscan cada céntimo accesible. Y esta es la manera más fácil porque los jubilados no se manifiestan. Esto afectaría a los pensionistas y su capacidad de gasto, lo que empeoraría el nivel de consumo. Esta no es una solución para reestimular el crecimiento en Francia", sostiene el economista Frederic Bonnevay.
Mientras París busca lucir una buena cara ante la Unión Europea, los jubilados franceses ven frustrados su sueño de una vejez acomodada. Pues ahora les toca a ellos pagar las cuentas de la crisis que no han causado.
"El número de mayores que acude a nosotros buscando ayuda ha crecido notablemente en todas las regiones de Francia. Antes afectaba solo el norte, pero ahora toca a todo el país. Además antes los jóvenes y familiares solían ayudar a los ancianos. Pero ahora con la crisis impactando sobre los jóvenes, los mayores se ven aislados e indefensos", asegura Julien Laupretre, director de la asociación caritativa SPF.
Con la crisis impactando sobre los jóvenes, los mayores se ven aislados e indefensos"
La cara de la tercera edad en Francia solía ser la del bienestar, pero la crisis financiera le ha dado un duro golpe al sistema de seguridad social francés, que es incapaz de proporcionar a las personas mayores la calidad de vida que requieren.
Muchos de los jubilados buscan volver al mercado laboral, una opción poco real en medio del creciente desempleo y la estancada economía gala.
"Ahora tengo una pensión de 600 euros mensuales para vivir. Y realmente no es bastante. En París pago más de 600 euros por la vivienda. Así que debo seguir trabajando, pero la mayoría de empleadores dicen que a los 60 soy demasiado viejo para trabajar", relata Pierre Siville.
Por si fuera poco, para el año que viene el Gobierno francés prepara un nuevo impuesto sobre las pensiones que afectará a unos 7,5 millones de jubilados, lo que supone una merma del poder adquisitivo de esta sector de la población, según los analistas.
El Gobierno intenta bajar a toda costa el déficit fiscal y esta es la manera más fácil porque los jubilados no se manifiestan"
"Lo que el Gobierno intenta hacer ahora es bajar a toda costa el déficit fiscal al 3%, como lo prometió a Bruselas. Buscan cada céntimo accesible. Y esta es la manera más fácil porque los jubilados no se manifiestan. Esto afectaría a los pensionistas y su capacidad de gasto, lo que empeoraría el nivel de consumo. Esta no es una solución para reestimular el crecimiento en Francia", sostiene el economista Frederic Bonnevay.
Mientras París busca lucir una buena cara ante la Unión Europea, los jubilados franceses ven frustrados su sueño de una vejez acomodada. Pues ahora les toca a ellos pagar las cuentas de la crisis que no han causado.
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