Dos años de la operación rusa en Siria: el 90% del territorio liberado y la paz más cerca que nunca
Este 30 de septiembre se cumplen dos años del inicio de la operación antiterrorista de la Fuerza Aérea Rusa en Siria, iniciada a petición del Gobierno de Bashar al Assad.
Moscú afirmó que su participación era necesaria para evitar que las fuerzas yihadistas se apoderaran del país y lo convirtieran en un importante foco de terrorismo, algo que habría amenazado a toda la región.
La principal tarea de la Aviación rusa es apoyar la operación terrestre del Ejército sirio. En los últimos dos años, los pilotos militares contribuyeron a la liberación de un total de 2.235 localidades, que suponen casi el 87,4% del territorio de Siria.
En 2016, el Ejército sirio fue capaz de recuperar varias grandes ciudades, entre ellas Alepo, y durante las operaciones de primavera y verano de 2017 liberó la parte central del país.
Para septiembre de 2016, Alepo estaba dividida en dos partes aproximadamente iguales: la occidental, controlada por las fuerzas de Damasco, y la oriental, ocupada por varios grupos armados. Entre estos militantes figuraban de manera significativa yihadistas del grupo Frente al Nusra.
Meses después de la retoma de Alepo por el Ejército sirio, cientos de miles de personas desplazadas pudieron regresar a sus hogares, a pesar de los numerosos problemas que dejaron años de batalla en la ciudad.
El saldo de la operación
Durante los dos años de la operación, los aviones militares rusos realizaron más de 92.000 ataques aéreos. La aviación rusa eliminó a más de 53.700 combatientes, 8.300 puestos de mando, 17.200 fortificaciones, 970 campos de entrenamiento y 9.300 objetos de la infraestructura de las organizaciones terroristas.
Los ataques aéreos también tenían como objetivo socavar el bienestar financiero del Estado Islámico, ganado gracias al comercio de recursos energéticos. De acuerdo con los datos del Ministerio de Defensa, los aviones rusos bombardearon 132 estaciones de bombeo de combustible, 212 campos y complejos de petróleo y gas y 6.700 depósitos de carburante.
Los principales aviones que llevan a cabo operaciones contra los terroristas son el Su-24M y el Su-25SM, capaces de transportar una cantidad significativa de municiones, principalmente bombas aéreas.
Los aviones rusos Su-34 y Su-35 también realizan operaciones de combate contra puestos de mando, campamentos y grupos de terroristas.
La operación en Siria permitió al Ministerio de Defensa ruso comprobar la preparación para el combate de prácticamente todos los pilotos militares. Para septiembre de 2017, el 86% del personal de las Fuerzas Aéreas rusas atesora experiencia de combate.
Una base levantada desde cero
El logro más indudable del Ministerio de Defensa fue el despliegue de la base aérea de Jmeimim, en Latakia, en tan solo un mes. En la base fueron construidos todos los sistemas de apoyo material y de ingeniería para el grupo aéreo ruso.
Los complejos de defensa aérea S-400, Pantsir-S1, Buk-M2, junto a otros sistemas, son responsables de la defensa de la base, mientras que los drones monitorean su territorio.
"Experiencia inestimable"
El profesor de la Academia de Ciencias Militares Vadim Koziulin explicó a RT que Rusia adquirió la experiencia necesaria en el uso de aviones de transporte y de combate. Todos los tipos de equipo aéreo fueron puestos a prueba en Siria, lo que permitió identificar sus ventajas y desventajas.
"La operación aérea de Siria dio motivos serios para el análisis y próximos trabajos", aseguró el profesor, quien añadió que Rusia volvió a demostrar la fiabilidad y la alta eficiencia de los aviones Su-24 y Su-25 en la operación antiterrorista siria.
La paz es posible
Rusia y Turquía parecen haber superado sus diferencias después de cierta crisis que siguió el derribo de un avión ruso por parte de Ankara en noviembre de 2015, y están trabajando con Irán para poner fin a la guerra en Siria.
La espectacular transformación de las actitudes quedó evidenciada durante los últimos días de la batalla de Alepo, pues fue el acuerdo trilateral entre Rusia, Turquía e Irán lo que permitió la negociación del fin de las hostilidades en la ciudad y la evacuación de aquellos que no estaban dispuestos a vivir bajo el control de Damasco.
Más tarde, las mismas partes negociaron las llamadas 'zonas de la desescalada de tensión', mecanismo destinado a frenar la violencia en Siria y eventualmente conducir a una tregua a nivel nacional. El plan está progresando y parece haber logrado frenar la violencia en Siria, a pesar de algunos recientes episodios de las actividades ofensivas terroristas en Idlib.
Aunque algunos observadores temen que la creación de estas zonas equivale a una división del país, Moscú lo niega con fuerza y asegura que detener la violencia y reducir el sufrimiento humanitario es necesario para dar a los sirios una oportunidad de hablar de cómo quieren vivir en su propio país.