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El discurso de Stanford: La 'Capilla Sixtina' de la dialéctica de Steve Jobs

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El discurso de Stanford: La 'Capilla Sixtina' de la dialéctica de Steve Jobs

Para muchos Steve Jobs no es recordado por haber revolucionado la historia de la informática, crear el concepto de ordenador personal, ni por haber traído a nuestras vidas los dispositivos móviles de nueva generación o ser el artífice de un cambio radical en el sector de la música o la animación, sino por un discurso.
 
Jobs era un genio, un artista, y como tal era un incomprendido: fue capaz de crear el concepto del ordenador personal, acercando la informática a las masas, pero a diferencia de Henry Ford –o en contra del criterio del propio Steve Wozniak- lo hizo a unos precios casi prohibitivos, al principio por los elevados costos derivados del sacar a flote un pequeño proyecto empresarial, pero en su apogeo y en su segunda etapa al frente de Apple una de las principales características de la mayoría de los productos de la empresa de la manzana es que eran y son casi inaccesibles al ciudadano medio por su precio.


 
Pero Jobs hizo algo grande y sin cobrar –quién sabe si en el fondo llegó a ser influenciado por la bondad y altruismo de Wozniak-, por lo cual no solo es y será recordado, sino que aún sigue siendo motivo de estudio. Su mensaje ha calado e influido en millones de personas, efectivamente, se trata del discurso que ofreció en la ceremonia de graduación de la Universidad de Stanford el 12 de junio de 2005.
 
Paradójicamente, el biógrafo de Steve Jobs, Walter Isaacson, sólo le dedica 2 páginas al hecho en el libro de más de 700 páginas que fue publicado en octubre del 2011.
 

El contexto

 
Jobs ya había tenido su primer asalto con el cáncer –de páncreas-, que le fue diagnosticado en octubre del 2003 y del que fue operado el 31 de julio de 2004 y posteriormente sometido a quimioterapia al descubrirse que había tres metástasis en el hígado. La idea de la vida y la muerte estaba muy fresca. El cofundador de Apple aceptó la invitación realizada por el presidente de la Universidad de Stanford, John Hennessy, para pronunciar el discurso principal durante la 114 promoción de la universidad con sede en Palo Alto (California, EE.UU.).
 
"El nombre de Steve Jobs es sinónimo de la innovación y creatividad en las últimas tres décadas", dijo Hennessy al anunciar el 'Sí' de Jobs. "Steve ha sido un líder y un visionario, un pionero en el uso de la tecnología como un medio para crear un mundo más atractivo y humanista. El comité asesor (que fue el encargado de recomendar a Jobs para que realizara el discurso de graduación) identificó a Steve como alguien que personifica el espíritu y la creatividad que han caracterizado a Stanford desde su fundación. Esta era una recomendación de inspiración, y yo les doy las gracias por su trabajo reflexivo".

El discurso

 
La alocución de Jobs en realidad es bastante sencilla y trata de tres historias que versan sobre su vida y a la primera la denomina ‘conectar los puntos’. La mayoría de los jóvenes presentes no son conscientes que asistirán al principal discurso de Jobs fuera de las presentaciones de los productos Apple y que es considerado uno de los mejores de los últimos tiempos.


 
"Tengo el honor de estar hoy aquí presente en la ceremonia de graduación de una de las universidades más prestigiosas del mundo. A decir verdad, esto es lo más cerca que jamás he estado de una graduación universitaria. Hoy deseo contarles tres relatos acerca de mi vida. Eso es todo. Nada del otro mundo. Simplemente tres historias.

El primer relato versa sobre 'conectar los puntos'.
 
 



Abandoné la Universidad de Reed después de los primeros 6 meses, pero luego permanecí vagando por allí como oyente otros 18 meses aproximadamente antes de dejarlo completamente. Así que, ¿por qué lo dejé?
Todo comenzó antes de que yo naciera. Mi madre biológica era una joven estudiante soltera y decidió darme en adopción. Creía enérgicamente que debía ser adoptado por graduados universitarios, de modo que todo se organizó para que al nacer fuese adoptado por un abogado y su esposa. Solo que cuando nací decidieron en el último momento que lo que de verdad deseaban era una niña. Así que mis padres, que estaban en una lista de espera, recibieron una llamada en mitad de la noche que decía: “Tenemos un niño no esperado, ¿lo quieren?” Dijeron: “Por supuesto.” Mi madre biológica averiguó más tarde que mi madre adoptiva nunca se había graduado en la universidad y que mi padre ni tan siquiera había terminado el bachillerato así que se negó a firmar los papeles de adopción. Solo aceptó hacerlo unos meses después, cuando mis padres le prometieron que algún día yo iría a la universidad.

Y 17 años más tarde fui a la universidad. Pero ingenuamente elegí una universidad que era casi tan cara como Stanford, y todos los ahorros de mis padres, de clase trabajadora, se estaban destinando a mi matrícula. Después de seis meses, no le encontraba sentido alguno. No tenía idea de lo que quería hacer con mi vida y tampoco de qué manera la universidad me ayudaría a resolverlo. Y aquí me encontraba, desperdiciando todo el dinero que mis padres habían ahorrado durante toda su vida. Así que decidí abandonar los estudios y confiar que las cosas terminarían saliendo bien. Era algo que me asustaba, pero en retrospectiva fue una de las mejores decisiones que nunca he tomado. En el momento en que abandoné la universidad podía dejar de asistir a las clases que no me interesaban, y participar como oyente de aquellas que parecían interesantes".
 

Cómo aprovechar la universidad


Jobs pasa a explicar cuál fue el provecho de su estancia en la universidad a unos jóvenes que posiblemente se han gastado más que los ahorros de la familia, y muchos de ellos quizá ni le están prestando la debida atención, mientras piensan en el clásico '¿y ahora qué?', un auténtico dolor de cabeza. También aprovecha esta primera parte para lanzar un dardo envenenado contra su gran rival, Bill Gates.

 


 
"En aquella época la Universidad de Reed ofrecía la que quizás fuese la mejor formación en caligrafía del país. En todas partes del campus, cada cartel, cada etiqueta en cada cajón, estaban bellamente caligrafiadas a mano. Dado que había abandonado los estudios y no tenía que asistir a las clases normales, decidí tomar un curso de caligrafía para aprender cómo se hacía eso. Aprendí acerca de los tipos de letra serif y sans serif, sobre cómo variar el espacio entre letras, sobre qué hace realmente grande a una gran tipografía. Era hermoso, histórico, artísticamente sutil de un modo que la ciencia no puede captar, y yo lo encontré fascinante.
 
Nada de esto albergaba siquiera la mínima esperanza de tener alguna aplicación práctica en mi vida. Pero diez años más tarde, cuando estábamos diseñando el primer ordenador Macintosh, todo volvió a mi mente. Y diseñamos el Mac con eso en su esencia. Fue el primer ordenador con tipografías bellas. De no haber asistido a ese curso en concreto de la universidad, el Mac no hubiera tenido nunca múltiples tipografías ni caracteres con espaciado proporcional. Y dado que Windows simplemente copió a Mac, es posible que ningún ordenador personal las tuviera ahora. De haber continuado mis estudios universitarios, no hubiera asistido a ese curso de caligrafía, y los ordenadores personales no tendrían la maravillosa tipografía que poseen.
 
Por supuesto que era imposible conectar los puntos mirando hacia el futuro cuando estaba en clase. Pero fue muy, muy claro al mirar para atrás diez años más tarde.
 
Nuevamente, no se pueden conectar los puntos hacia adelante; solo puedes hacerlo mirando hacia atrás. Así que tienes que confiar en que los puntos se conectarán de alguna manera en el futuro. Tienes que confiar en algo, tu instinto, el destino, la vida, el karma, lo que sea. Porque creer que los puntos se unirán te darán la confianza de seguir tu corazón. Esta forma de actuar nunca me ha traicionado, y ha marcado la diferencia en mi vida".
 

Pero sigo siendo el rey

 
Jobs continúa su intervención con una segunda historia, a la que denomina 'del amor y la pérdida'. Es una oda a la fe y a la eterna búsqueda.
 
"Tuve suerte… descubrí pronto en mi vida lo que realmente quería hacer. Woz (Steve Wozniak) y yo comenzamos con Apple en el garaje de mis padres cuando tenía 20 años. Trabajamos duro, y en diez años Apple pasó de ser una empresa compuesta por nosotros dos en un garaje a una compañía valorada en 2.000 millones de dólares y con más de 4.000 empleados. Habíamos lanzado nuestra creación más refinada, el Macintosh, un año antes, y yo acababa de cumplir 30. Y me despidieron. ¿Cómo te pueden echar de la empresa que tú has creado?
 
Bueno, a medida que Apple crecía, contratamos a alguien que yo pensaba que estaba muy capacitado para dirigir la compañía junto a mí, y durante el primer año más o menos las cosas fueron bien. Pero luego nuestras visiones acerca del futuro comenzaron a diferir y finalmente nos apartamos completamente.
 
Cuando eso ocurrió, nuestra junta directiva se puso de su parte. Así que a los 30 estaba fuera. Y de forma muy notoria. Aquello en lo que me había concentrado durante toda mi vida adulta había desaparecido, y fue devastador.

Realmente no supe qué hacer durante unos pocos meses. Sentía que había decepcionado a la anterior generación de emprendedores; que había soltado el testigo en el momento en que me lo pasaban. Me reuní con David Packard (HP) y Bob Noyce (Intel) e intenté disculparme por haber echado a perder las cosas de esa manera. Yo representaba un fracaso público muy importante, e incluso pensé en huir del valle (Silicon Valley).
 
Pero algo comenzó a abrirse paso en mí… aún amaba lo que hacía. El curso de los acontecimientos en Apple no había cambiado eso ni un ápice. Había sido rechazado, pero aún estaba enamorado. Así que decidí empezar de nuevo.
 
No me di cuenta entonces, pero resultó que el hecho de haber sido despedido de Apple fue lo mejor que jamás me pudo haber pasado. El peso del éxito fue reemplazado por la ligereza de convertirme de nuevo en un principiante, menos seguro de las cosas. Me liberó para comenzar uno de los períodos más creativos de mi vida".
 
Jobs pasa a explicar la creación de NeXT, Pixar y la carrera de acontecimientos que lo llevaron de nuevo y triunfante a la empresa de la manzana.


 
"Pixar llegó a crear el primer largometraje de animación por ordenador, ‘Toy Story’, y en la actualidad es el estudio de animación más exitoso del mundo. En un notable giro de los acontecimientos, Apple adquirió NeXT, yo regresé a Apple, y la tecnología que desarrollamos en NeXT pasó a ser el corazón del actual renacimiento de Apple. Y Laurene (su esposa) y yo tenemos una maravillosa familia. Estoy bastante seguro de que nada de esto habría pasado si no me hubieran echado de Apple. Creo que fue una medicina horrible, pero supongo que el paciente la necesitaba.
 
A veces, la vida te golpea en la cabeza con un ladrillo. No perdáis la fe. Estoy convencido de que lo único que me mantuvo en marcha fue mi amor por lo que hacía. Debéis encontrar algo que realmente os apasione. Y esto vale tanto para tu trabajo como para el amor. El trabajo ocupará una parte importante de sus vidas, y la única manera de sentirse realmente satisfecho es hacer lo que consideras un trabajo genial. Y el único modo de tener un trabajo genial es amar lo que hagas. Si no lo has encontrado aún, sigue buscando. No te conformes. Como en todo lo que tiene que ver con el corazón, lo sabrás cuando lo hayas encontrado. Y como en todas las relaciones geniales, las cosas mejoran y mejoran según pasan los años. Así que… sigue buscando hasta que lo encuentres. No te conformes".
 

La muerte y la pregunta frente al espejo

 
Steve Jobs sorprende al personal hablando en público sobre 'la muerte' y su lucha contra el cáncer de páncreas. Explica que el tiempo es demasiado limitado. Me recuerda al entrañable anuncio publicitario de Coca-Cola, cuando un abuelo de la isla española de Mallorca viaja a Madrid a conocer a una bebé recién nacida y le dice: "No te entretengas en tonterías, que las hay y vete a buscar lo que te haga feliz, que el tiempo corre muy deprisa", entre otras cosas.
 
"Cuando tenía 17, leí una cita que decía más o menos lo siguiente: "Si vives cada día como si fuera el último, algún día tendrás razón". Me impresionó, y desde entonces, durante los últimos 33 años, cada mañana me he mirado en el espejo y me he preguntado: "¿Si hoy fuese el último día de mi vida, querría hacer lo que estoy por hacer hoy?" Y cada vez que la respuesta ha sido 'No' durante demasiados días seguidos, he sabido que necesitaba cambiar algo.


 
Recordar que voy a morir pronto es la herramienta más importante que he encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones en la vida. Porque prácticamente todo, las expectativas de los demás, el orgullo, el miedo al ridículo o al fracaso, se desvanece frente a la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante. Recordar que uno va a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que tienes algo por perder. Ya estás indefenso. No hay razón para no seguir tu corazón. Hace casi un año me diagnosticaron cáncer. Me hicieron una tomografía a las 7:30 de la mañana y mostraba claramente un tumor en el páncreas. Yo ni sabía lo que era el páncreas. Los médicos me dijeron que era prácticamente seguro un tipo de cáncer incurable, y que mi esperanza de vida seria de tres a seis meses. Mi médico me aconsejó que me fuese a casa y dejara zanjados mis asuntos, la forma médica de decir: prepárate para morir.
 
Significa intentar decirles a tus hijos en unos pocos meses todo aquello que pensabas decirles en diez años. Significa asegurarte de que todo queda atado y bien atado, para que sea tan fácil como sea posible para tu familia. Significa decir adiós.
 
Viví todo un día con ese diagnóstico. Luego, a última hora de la tarde, me hicieron una biopsia, en la que me introdujeron un endoscopio por la garganta, a través del estómago y hasta los intestinos, pincharon con una aguja mi páncreas y obtuvieron algunas células del tumor. Yo estaba sedado, pero mi esposa, que estaba allí, me dijo que cuando vio las células bajo el microscopio el médico comenzó a llorar porque resultó que era una forma muy rara de cáncer pancreatico que se puede curar mediante cirugía. Me operaron y ahora estoy bien.
 
Esto es lo más cerca que he estado de la muerte, y espero que sea lo más cerca que me encuentre de ella durante algunas décadas más. Habiendo pasado por ello, les puedo decir esto con más certeza que cuando la muerte era un concepto útil pero puramente intelectual: Nadie quiere morir. Ni siquiera la gente que quiere ir al cielo quiere morir para llegar allí. Y sin embargo la muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y así es como tiene que ser, porque la muerte es probablemente el mejor invento de la vida. Es el agente de cambio. Retira lo viejo para hacer sitio a lo nuevo. Ahora mismo lo nuevo son ustedes, pero dentro de no demasiado tiempo, de forma gradual, se irán convirtiendo en lo viejo y serán apartados. Lamento ser tan dramático, pero es realmente cierto".

Lección de vida y el legado de sus palabras


El genio remata su discurso con frases motivadoras que han hecho correr ríos de tinta y forman parte fundamental de cualquier libro de autoayuda, en definitiva: el ser positivo y auténtico.

"Tu tiempo es limitado, así que no lo malgastes viviendo la vida de otro. No te dejes atrapar por el dogma que implica vivir según los resultados del pensamiento de otros. No dejes que el ruido de las opiniones de los demás ahogue tu propia voz interior. Y lo que es más importante, ten el coraje de seguir a tu corazón y tu intuición. De algún modo él ya sabe lo que realmente quieres llegar a ser. Todo lo demás es secundario.
Cuando era joven, había una publicación asombrosa llamada 'The Whole Earth Catalog' ('El Catálogo de toda la Tierra'), una de las biblias de mi generación. La había creado un sujeto llamado Stewart Brand no demasiado lejos de aquí, en Menlo Park, y la trajo a la vida con su toque poético. Esto sucedía en los últimos años 60, antes de los ordenadores personales y la autoedición, así que todo se llevaba a cabo con máquinas de escribir, tijeras, y cámaras Polaroid. Era como Google con tapas de cartulina… 35 años antes de la aparición de Google. Era idealista y rebosaba de herramientas claras y grandes ideas. Stewart y su equipo publicaron varios números de 'The Whole Earth Catalog', y cuando llegó su momento, sacaron un último número.


 
Fue a mediados de los años 70, y yo tenía vuestra edad. En la contraportada de su último número había una fotografía de una carretera rural a primera hora de la mañana, el tipo de camino que podrías encontrar si fueses un aventurero haciendo autostop. Debajo de ella aparecían las palabras: "Sigue hambriento. Sigue alocado". Era su último mensaje de despedida. Sigue hambriento. Sigue alocado.
Y siempre he deseado eso para mí. Y ahora, cuando os graduéis para comenzar de nuevo, os deseo eso".

Jobs no pudo lograr su deseo de vivir varias décadas más, falleció el 5 de octubre de 2011, dejando a Apple a la cabeza y habiendo revolucionado varias industrias. Muchas de las acciones del genio siguen siendo aún motivo de controversia, pero a pesar de todo y de él mismo, siempre nos quedará su discurso en Stanford.


Como colofón

El discurso de Jobs ante la nueva generación no fue genial por casualidad, de hecho Jobs recurrió nada más ni nada menos que a Aaron Sorkin -guionista y creador de series míticas de televisión como 'El ala oeste de la Casa Blanca' ('The west wing') o 'The Newsroom' y ganador de un Oscar por adaptar el guion de una película basada en otra de las ‘prima donas’ de Sillicon Valley, Mark Zuckerberg, en la laureada 'La red social' ('The social network')- para que le ayudara. Fue Jobs quien lo escribió con la ayuda de su esposa, pero se sabe que Sorkin le dio pautas, hablaron un par de veces por teléfono del tema –se dice que la idea de estructurarlo en tres historias fue precisamente del guionista-, aunque nunca le envió un texto como tal.  

Henry A. Pinto Periodista y asesor político
Twitter: @hapinto2

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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