Moscú: Occidente recompensa su influencia económica a costa de Oriente Próximo
La situación actual en Oriente Próximo se debe a la aspiración de Occidente de compensar la influencia económica que está perdiendo. Así lo ha señalado el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, comentando la política exterior de EE. UU. y Europa en la región.
"Es probable que lo que estamos viendo ahora en Oriente Próximo sea un intento [de Occidente] de compensar la pérdida de posiciones en la economía mundial a través de unas actividades provocadoras y aventureras", reiteró el jefe de la diplomacia rusa. En varias ocasiones Rusia ya había comentado que considera una 'provocación' que los países de Occidente insten a la oposición siria a negarse a dialogar con el régimen de Bashar Al-Assad.
Según detalla Lavrov, los profundos procesos económicos globales están desplazando ahora el centro del desarrollo económico del mundo de Occidente hacia otras regiones. Entre estas nuevas zonas de influencia internacional está la zona de Asia-Pacífico con potentes centros de crecimiento financiero, por ejemplo algunos de los países BRICS, como Rusia, China y la India.
El diplomático subraya que el poder económico desemboca inevitablemente en una creciente influencia política. "Probablemente a alguien en Occidente le parece que es una tendencia muy negativa", argumenta el diplomático.
La primavera árabe que se inició en Oriente Próximo y África del Norte con la revolución tunecina en diciembre del año pasado, ha cambiado regímenes en Túnez, Egipto y Libia. Bahréin y Jordania anunciaron el comienzo de reformas. En Siria y Yemen continúan los disturbios y los choques violentos entre manifestantes antigubernamentales y los efectivos del Estado.
A diferencia de los casos de Túnez y Egipto, el derrocamiento del líder libio Muammar Gaddafi se debió a la intervención militar internacional en el país. Hoy en día EE. UU. y la Unión Europea están haciendo también todo lo posible para que Siria repita el escenario libio, según expresan algunos analistas. Así, insisten en la necesidad de introducir las tropas de la OTAN en su territorio para acabar con las violaciones de los derechos humanos por parte del presidente Bashar Al-Assad, medida a la que se oponen tanto Rusia como China.