Las cinco ocasiones en las que Rusia perdió aeronaves durante la operación antiterrorista siria
El derribo de un Su-25 ruso en Idlib este 3 de febrero es un claro recordatorio de los peligros a los que se enfrentan los pilotos de la Fuerza Aérea de Rusia durante su participación en misiones de vuelo como parte del operativo antiterrorista en Siria, donde la Aviación rusa desempeñó un papel clave en la derrota de los terroristas.
El Su-25 fue derribado en una zona de desescalada de tensión en el noroeste del país en un supuesto ataque de sistema de defensa aérea portátil. Aunque varios medios apuntan al Frente Al Nusra como responsable del ataque, de momento esta información no ha sido verificada.
Desafortunadamente, esta no ha sido la única ocasión durante la operación antiterrorista en Siria en que pilotos rusos han perdido la vida y sus aeronaves fueron derribadas o destruidas por fuego enemigo.
Helicóptero derribado durante una misión de ayuda
El 1 de agosto de 2016, un helicóptero Mi-8 de transporte militar ruso fue derribado en Siria. La aeronave participaba en una misión de ayuda entregando suministros humanitarios en la ciudad de Alepo, en el norte de Siria. Fue derribado sobre el territorio controlado por terroristas del Frente Al Nusra.
El helicóptero volvía a la base aérea de Jmeimim cuando los extremistas abrieron fuego. Los tres tripulantes y dos oficiales del Centro de Reconciliación de Rusia en Siria que viajaban a bordo del Mi-8 murieron en el ataque.
"Murieron heroicamente porque trataron de desviar la máquina con el fin de minimizar las bajas sobre el terreno", comentó la tragedia el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov.
Ataque del Estado Islámico cerca de Palmira
El 8 de julio de 2016, un helicóptero Mi-25 sirio de fabricación rusa pilotado por una tripulación rusa fue derribado mientras atacaba a los terroristas del Estado Islámico cerca de la ciudad de Palmira. Los pilotos instructores rusos estaban realizando un vuelo de calibración en el avión del Ejército sirio tras recibir una solicitud de ayuda de Damasco.
Un misil alcanzó el Mi-25 en la cola y la aeronave se estrelló después de haber disparado contra los extremistas. El reconocido piloto militar Riafagat Jabibulin, que salvó decenas de vidas en 25 años de servicio, murió en esa batalla. El copiloto de Jabibulin, Yevgueni Dolguin, también falleció.
Las acciones efectivas de los pilotos permitieron evitar el avance de terroristas, que amenazaban con ocupar importantes posiciones estratégicas.
El Su-24 derribado por Turquía y un helicóptero destruido por militantes
Uno de los incidentes más importantes durante la campaña aérea rusa en Siria tuvo lugar el 24 de noviembre de 2015. Ese día un bombardero táctico Su-24M que realizaba un vuelo de combate sobre territorio sirio en las cercanías de la frontera con Turquía fue derribado por un avión F-16 turco. Los pilotos del avión ruso lograron eyectarse del aparato, pero uno de ellos fue asesinado por militantes locales respaldados por Ankara. El segundo piloto fue rescatado con vida.
Uno de los dos helicópteros Mi-8 que participaban en la misión de búsqueda y rescate de los pilotos del Su-24 derribado fue atacado desde tierra y tuvo que aterrizar cerca de posiciones militantes. Un militar ruso murió en ese ataque, mientras que el resto de la tripulación a bordo del helicóptero fue evacuada de forma segura a la base aérea de Jmeimim. Posteriormente el helicóptero fue destruido.
El derribo del bombardero Su-24 provocó muchas tensiones entre Moscú y Ankara. El presidente ruso, Vladímir Putin, calificó el incidente como "una puñalada por la espalda" e impuso sanciones a Turquía. En junio de 2016, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se disculpó por el ataque, lo que llevó a una normalización de las relaciones bilaterales.
44 militares y 10 aeronaves
La muerte del piloto del Su-25 este sábado eleva a 44 el número de militares rusos fallecidos en el campo de batalla desde el inicio de las operaciones antiterroristas en Siria, que comenzaron el 30 de septiembre de 2015 a petición del Gobierno sirio. En total, durante su campaña en Siria las Fuerzas Aéreas de Rusia han perdido diez aeronaves, entre ellas tres aviones de combate Su-24, un caza Su-33 y un avión de combate MiG-29, así como cinco helicópteros. Cinco de ellas se estrellaron a causa de fallos técnicos.